sábado, 21 de diciembre de 2013

Ángela Figuera Aymerich. Me explico ante Dios.

En una antología de Poesía social española (1939-68) de Leopoldo de Luis, he descubierto éste poema de Ángela Figuera Aymerich (Bilbao, 1902; Madrid, 1984) que me ha gustado por su ritmo y contenido. Es difícil tratar el tema social religioso sin caer en tópicos, tanto de un lado como de otro. Me parece que en este poema se consigue, y el mensaje social pervive por encima del tiempo transcurrido y respetando las creencias o no creencias de unos y de otros.




















ME EXPLICO ANTE DIOS

Señor, si no te canto no te enojes.
Ya ves, no tengo tiempo para nada.
Hay que vivir, andar, estar con gente;
mirar el bosque, el mar; subir alturas,
dolores, escaleras; bajar sótanos,
abismos, minas, pozos, corazones;
entrar en los talleres y cocinas;
sembrar, coger, bregar con los metales,
labrar la roca, cepillar madera;
sudar al sol, mojarse con la lluvia;
abrir ventanas, mantener el fuego;
cocer el pan, gritar por los caminos;
dormir al niño, remendar la ropa;
llorar por los difuntos y aprenderse
la propia muerte un poco cada día.

No te hago falta, tienes a tus Santos;
los coros de tus Vírgenes y Arcángeles
te alaban y bendicen en su gloria.
Pero, al que sólo es hombre, ¿quién le canta?
Tus campos celestiales
florecen, sin invierno, blancos lirios.
Mas ¿quién lleva azucenas a la casa del pobre?
Los astros se detienen en tu frente.
Pero ¿quién baja un rayo
de sol hasta las cárceles sin puerta?

El Ángel se arrodilla ante María.
Mas ¿quién dice a la madre pecadora
bendito sea el fruto de tu vientre?
Con oro incienso y mirra
los Magos te enriquecen en la cuna.
Pero ¿quién se arrodilla
y entrega tus tesoros a los niños descalzos?
Tu mano se levanta
y el agua es vino, el pan interminable.
Pero ¿quién pone los manteles
en casa de la viuda
y quién ofrece un rayo de esperanza
a los que se desvelan por la noche?

Ya ves: tanto hacer por aquí abajo;
tengo que darles cuerda diariamente
a tantos corazones y relojes.
Tengo que andar buscando por la calle
a tantos de mis hijos y decirles
las cosas que ya saben, las que ignotan,
quitarles piedrecillas de los ojos,
ponerles una estrella en los cabellos,
hablarles de la fuerza de sus manos,
y del color tan bello de su sangre,
de la canción que llevan en la boca
del mundo de mañana y de sus hijos.

Ya ves: no queda tiempo para nada.

Ángela Figuera Aymerich


En este enlace podréis encontrar un excelente trabajo coordinado por Matías Escalera en que varias autoras publican artículos sobre Ángela Figuera, y otras poetas le dedican poemas y seleccionan algunos de los suyos. Y en A media voz, una antología de su poemas

3 comentarios:

Enrique Gracia Trinidad dijo...

Gracias, Ricardo. Coincido con Ángela Figuera y contigo.
No sé si sabes que hace años, hicimos Andrea y yo una serie de recitales en los que una de las figuras principales era Ángela Figuera con este poema, el de "Los poetas sobramos" y su magnífico "No quiero" además de algún otro. Fue tanta la acogida que empezamos a repartir hojas con una muestra de algún verso y la indicación de que podrían encontrar más en la edición de Hiperión.
Tras unos meses, Hiperión vio la oportunidad y la necesidad de reeditar la antología de Ángela porque los estaban invadiendo de pedidos.
Fue la mejor demostración de que un pequeño esfuerzo por promover algo bueno merece la pena y da resultado.
Siempre te agradeceré que estés en esa pelea de la divulgación poética que comparto contigo plenamente.
Enrique GRacia Trinidad

Vitrales dijo...

No tengo palabras. Es bellísimo y comprometido.

Unknown dijo...

Muy buenas letras, las de Ángela Figuera.
Gracias, Ricardo, por ser tan buen mecenas.