Se acerca ese día en que el amor se vende y se compra, como si fuera una mercancía, y a partir de una frase de una canción de Joaquín Sabina, he participado en un encuentro de sonetos. El mío ha salido un poco más largo con un seudo estrambote de cierre. Al respecto, creo que la poesía no ha de ser excluyente; todo cabe hasta los versos rimados, si no se pretende dar gato por liebre y, como en este caso, se busca la denuncia o la sonrisa.
YO NO QUIERO CATORCE DE FEBRERO
Yo no quiero catorce de febreroque me imponga un amor de porcelana
el de una joya cursi con letrero:
“Más que ayer, pero menos que mañana”
Yo quiero pelearme cada día
y hacer las paces al caer la noche;
en vez de la meliflua poesía,
prefiero el rap con ritmo de reproche.
El amor suele ser como una guerra
en que solo se ansía conquistar
y partir de inmediato hacia otra tierra,
porque el guerrero nunca busca hogar.
Si tú quieres reinar en mi posguerra,
deberás derrotarme, ser impar:
Invítame a tu cielo,
preséntame batalla, pide duelo,
sé mucho más, mi dama del pañuelo.
Ricardo Fernández Esteban ©