Delmira Agustini (Montevideo 1886-1914) una poeta cuyos versos reflejan un profundo erotismo, lo que no era usual para una mujer y menos de su entorno social. Eso, y quizá su trágico final, ha hecho que se la considere una trasgresora de su época.
En tu alcoba techada de ensueños, haz derroche
de flores y de luces de espíritu; mi alma
calzada de silencio y vestida de calma
irá a ti por la senda más negra de esta noche.
Apaga las bujías para ver cosas bellas;
cierra todas las puertas para entrar la ilusión;
arranca del misterio un manojo de estrellas
y enflora como un vaso triunfal tu corazón.
Y esperarás sonriendo, y esperarás llorando!...
Cuando llegue mi alma, tal vez reces pensando
que el cielo dulcemente se derrama en tu pecho....
Para el amor divino ten un diván de calma,
y con el lirio místico que es su arma, mi alma
apagará una a una las rosas de tu lecho.
Delmira Agustini. Otros poemas.
Este otro poema se presenta en este formato en sus obras completas, pero parecen dos versiones sobre un mismo tema.
EL SURTIDOR DE ORO
Vibre, mi musa, el surtidor de oro
la taza rosa de tu boca en besos;
de las espumas armoniosas surja
vivo, supremo, misterioso, eterno,
el amante ideal, el esculpido
en prodigios de almas y de cuerpos;
debe ser vivo a fuerza de soñado,
que sangre y alma se me va en los sueños;
ha de nacer a deslumbrar la vida,
y ha de ser un dios nuevo!
Las culebras azules de sus venas
se nutren de milagro en mi cerebro...
...
Selle, mi musa, el surtidor de oro
la taza rosa de tu boca en besos;
el amante ideal, el esculpido
en prodigios de almas y de cuerpos,
arraigando las uñas extrahumanas
en mi carne, solloza en mis ensueños:
-Yo no quiero más vida que tu vida,
son en ti los supremos elementos;
déjame bajo el cielo de tu alma,
en la cálida tierra de tu cuerpo!-
-Selle, mi musa, el surtidor de oro
la taza rosa de tu boca en besos!
el amante ideal, el esculpido
en prodigios de almas y de cuerpos,
arraigando las uñas extrahumanas
en mi carne, solloza en mis ensueños:
-Yo no quiero más vida que tu vida,
son en ti los supremos elementos;
déjame bajo el cielo de tu alma,
en la cálida tierra de tu cuerpo!-
-Selle, mi musa, el surtidor de oro
la taza rosa de tu boca en besos!
Delmira Agustini. Cálices vacíos (1913)
La mayor parte de sus poemas son rimados, pero en éste se rebela contra esa tiranía de la rima, probablemente en un ejercicio de estilo.
REBELIÓN
La rima es el tirano empurpurado,
es el estigma del esclavo, el grillo
que acongoja la marcha de la Idea.
¡No aleguéis que es de oro! ¡El Pensamiento
No se esclaviza a un vil cascabeleo!
Ha de ser libre de escalar las cumbres
entero como un dios, la crin revuelta,
la frente al sol, al viento. ¿Acaso importa
que adorne el ala lo que oprime el vuelo?
¡Él es por sí, por su divina esencia,
música, luz, color, fuerza, belleza!
¿A qué el carmín, los perfumados pomos?...
¿Por qué ceñir sus manos enguantadas
a herir teclados y brindar bombones
si libres pueden cosechar estrellas,
desviar montañas, empuñar los rayos?
¡Si la cruz de sus brazos redentores
Abarca el mundo y acaricia el cielo!
Y la Belleza sufre y se subleva...
¡Si es herir a la diosa en pleno pecho
mermar el torso divinal de Apolo
para ajustarlo a ínfima librea!
¡Para morir como su ley impone
El mar no quiere diques, quiere playas!
Así la Idea cuando surca el verso
quiere al final de la ardua galería,
más que una puerta de cristal o de oro,
la pampa abierta que le grita “¡Libre!”
La rima es el tirano empurpurado,
es el estigma del esclavo, el grillo
que acongoja la marcha de la Idea.
¡No aleguéis que es de oro! ¡El Pensamiento
No se esclaviza a un vil cascabeleo!
Ha de ser libre de escalar las cumbres
entero como un dios, la crin revuelta,
la frente al sol, al viento. ¿Acaso importa
que adorne el ala lo que oprime el vuelo?
¡Él es por sí, por su divina esencia,
música, luz, color, fuerza, belleza!
¿A qué el carmín, los perfumados pomos?...
¿Por qué ceñir sus manos enguantadas
a herir teclados y brindar bombones
si libres pueden cosechar estrellas,
desviar montañas, empuñar los rayos?
¡Si la cruz de sus brazos redentores
Abarca el mundo y acaricia el cielo!
Y la Belleza sufre y se subleva...
¡Si es herir a la diosa en pleno pecho
mermar el torso divinal de Apolo
para ajustarlo a ínfima librea!
¡Para morir como su ley impone
El mar no quiere diques, quiere playas!
Así la Idea cuando surca el verso
quiere al final de la ardua galería,
más que una puerta de cristal o de oro,
la pampa abierta que le grita “¡Libre!”
Delmira Agustini. El libro blanco (Frágil) 1907
En A media voz podéis encontrar una amplia selección de su poesía. Si queréis investigar sobre su espíritu trasgresor es interesante Vampirismo, sadismo y masoquismo en la poesía de Delmira Agustini de Gisela Norat. Además, en el Centro Virtual Cervantes, podéis encontrar amplia información sobre su vida, obra y una antología de sus poemas.
Por último, si preferís leerla en papel os recomiendo su poesía completa editada por Sibila.
Me encanta el último. Gracias, Ricardo.
ResponderEliminarMuy buena poetisa, me han gustado.
ResponderEliminarAbrazos y gracias.
Higorca
ResponderEliminarESTIMADO : ES UN LINDO APORTE AL CONOCIMIENTO. NUESTRO CONTINENTE ES UN FLUJO CONSTANTE DE CREACIÓN,QUE RENUEVA LA PALABRA. GRACIAS UNA VEZ MÁS. UN ABRAZO CÉSAR.
Excelentes versos
ResponderEliminarMaravillosa poetisa...con un alma vibrante de pasión!
ResponderEliminarMe encantaron.
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