En septiembre de 2021 escribí: He vuelto a las islas griegas en un vuelo directo a Mýkonos (palabra esdrújula que se suele pronunciar mal como Mykónos) y he aprovechado para darme una vuelta por esta isla turística que hace años que no visitaba. Lo que he visto es peor que lo esperado, sobre todo en cuanto a playas cubiertas de bosques de sombrillas, tumbonas y beach-clubs. Por eso, no me he considerado en el islario griego hasta que he llegado a otra isla, a Amorgós, y ahora escribo desde Nikuria, su isla filial frente a su costa norte. Todo cambia, Amorgós y Nikuria no son el paraíso que eran 20 años atrás, pero van resistiendo y siguen seduciendo a sus visitantes con sus encantos.
ENVEJECER JUNTO A NIKURIA
Mi primer baño griego es en Nikuria,
porque pasé por Mýkonos de prólogo,
después de muchos años de abstinencia,
y no me apeteció lo que encontré;
me asustaron sus bosques de sombrillas
con tumbonas a juego y los beach-clubs
amurallando el fondo de las calas.
Esto tampoco va de isla perdida,
pero resiste bien y, aunque los peces
ya no desfilan frente a mí, la arena
tiene escasas palmeras de cañizo,
no hay tumbonas de lujo y la cantina
sirve algo de beber y poco más.
Nikuria evoluciona y yo también.
Antes clavaba parasol en playas
alejadas de todo, con el cuerpo
recostado en guijarros; Robinsón
voluntario con Viernes femenino
que quisiera esa guisa en vacaciones.
Ahora acepto gandula y sombra ajena,
si están poco pobladas y no hay música
—salvo si es la del agua con la orilla—
y el Viernes es Domingo de guardar.
Eso sí, les exijo un mar azul
sin almacén de barcas, horizontes
rotos por los perfiles de otras islas
y destellos de luz que formen puentes
que las unan en el atardecer.
Nikuria y yo envejecemos juntos,
nos seguimos queriendo y repetimos.
Nikuria, IX-2021. Ricardo Fernández Esteban ©
porque pasé por Mýkonos de prólogo,
después de muchos años de abstinencia,
y no me apeteció lo que encontré;
me asustaron sus bosques de sombrillas
con tumbonas a juego y los beach-clubs
amurallando el fondo de las calas.
Esto tampoco va de isla perdida,
pero resiste bien y, aunque los peces
ya no desfilan frente a mí, la arena
tiene escasas palmeras de cañizo,
no hay tumbonas de lujo y la cantina
sirve algo de beber y poco más.
Nikuria evoluciona y yo también.
Antes clavaba parasol en playas
alejadas de todo, con el cuerpo
recostado en guijarros; Robinsón
voluntario con Viernes femenino
que quisiera esa guisa en vacaciones.
Ahora acepto gandula y sombra ajena,
si están poco pobladas y no hay música
—salvo si es la del agua con la orilla—
y el Viernes es Domingo de guardar.
Eso sí, les exijo un mar azul
sin almacén de barcas, horizontes
rotos por los perfiles de otras islas
y destellos de luz que formen puentes
que las unan en el atardecer.
Nikuria y yo envejecemos juntos,
nos seguimos queriendo y repetimos.
Nikuria, IX-2021. Ricardo Fernández Esteban ©
En el blog he dedicado otros poemas a Nikuria. También hay otros sobre la Jora (el típico pueblo capital) de Amorgós que para mí sigue siendo la mejor jora de las Cícladas (y eso que es difícil escoger), aquí tenéis dos: Otra vez en la Jora y ¿Cuántas capillas conviven en la Jora?.
Estos poemas están incluidos en mi libro "Por las islas griegas", revisado y ampliado en 2025,que recoge más de 25 años y unas 75 islas visitadas, con mis anotaciones sobre mis playas, restaurantes, hoteles y otros lugares preferidos. Aquí lo podéis conseguir en Amazon; si preferís las librerías físicas, hay ejemplares en Altaïr (Gran Vía 616, Barcelona).
Nikuria desde Amorgós, al fondo el perfil de Donousa |
Nikuria entre el mar bravo y el calmado |
Adenda de octubre de 2025: Desde septiembre de 2021, he vuelto cada año a Amorgós, que sigue siendo una de mis islas preferidas y consigue mantener su encanto sin haber caído en las redes del turismo masivo.
No obstante unos negros nubarrones se ciernen sobre esta isla. La autoridades locales quieren construir unas instalaciones para que amarren en la preciosa bahía de Katápola los megacruceros turísticos típicos de Mýkonos o Santorini, y eso destrozaría el ecosistema y talante de esta isla. He estado hablando con mis conocidos locales y he visto comentarios en las redes. En general, todos están en contra de este proyecto que destrozaría los actuales negocios y alejaría a los visitantes habituales respetuosos con la isla y sus costumbres, pero la amenaza sigue ahí
Buen poema, Ricardo, te felicito.
ResponderEliminarFrancesc Cornadó
Tal como lo pintas dan ganas de salir corriendo para allá, aunque eso si: el paso del tiempo deja huellas, sino en los lugares en nosotros. Bello poema. Saludos
ResponderEliminarDespués de conseguir un accésit en un certamen literario, estoy pensando en enviar un poemario a una editorial, pero dudo de cuál será la mejor opción para un primer libro. Por ello le pido, si tiene a bien, que me dé su opinión. ¿Qué editorial es buena en la valoración de manuscritos de poesía?
ResponderEliminarUn saludo.
Difícil la pregunta. Depende de lo que busques. Hay editoriales de prestigio, a las que es difícil acceder, que te te dan nombre, pero en general poco más porque la distribución de poesía es mala y las ventas son muy bajas. Otras editoriales son simples impresores que te editan siempre que tú corras con los gastos o les garantices una venta mínima; estás no te las recomiendo porque aportan muy poco.
ResponderEliminarLuego queda autoeditarse, por ejemplo en Amazon u otros canales, que es lo que hago yo últimamente y para mí es ideal. Controlo texto, formatos, reimpresiones, etc., tengo una magnífica distribución, una calidad del libro aceptable, unas existencias de libros aseguradas y unas regalías mucho mejores que con un editor. Es verdad que el acceso a librerías es más complicado y que yo tengo que hacer el marketing del libro, pero dado que muchas editoriales tampoco apoyan al género poético, para mí es lo mejor.
Resumen: O una editorial de prestigio (si consigues que te publiquen) o autoedición.
Sobre autoedición tengo una página en este blog:"Autoedición. Nuevas tecnologías en la literatura" con bastantes vídeos con autores y expertos del tema.
Muchísimas gracias, Ricardo. Valoro mucho que me hayas contestado tan sinceramente. Para alguien que desconoce algo es importante la persona que desinteresadamente te aclare un poco el camino.
ResponderEliminarUn abrazo.