TREINTA AÑOS DESPUÉS (a Jaime Gil de Biedma)
Mantener la distancia es un aprendizaje
que cuesta muchos años y algunas decepciones.
Lo insinuaba él con su voz grave,
hablando de Galdós, de Eliot, de Oscar Wilde,
o del viejo poema provenzal
que le sirvió para escribir su Albada.
Había que aprender también de los silencios
y de las reticencias, sobre todo.
Nos dejó la leyenda
de aquel sótano oscuro en calle Muntaner
y las conversaciones entre el alcohol y el humo,
pero las copas de la madrugada
no eran para él una forma de olvido,
sino un refugio astuto
para no soportar majaderías.
Mantener la distancia es un aprendizaje.
Lejos de la efusión sentimental
de los más jóvenes, no me queda nostalgia
de la promiscuidad.
Tampoco me seducen como antes
las noches de aventura en sórdidos hoteles
ni los amaneceres en la playa,
los amores difíciles que ya son imposibles.
Aunque el deseo, a veces, despliega sus fantasmas.
Ahora todo está mucho más claro:
en la vida y en la literatura
hay que saber guardar distancias,
no creerse los fuegos de artificio.
Antonio Jiménez-Millán (Biología, historia, 2018)
Este otro es de su libro Clandestinidad de 2011.
RIADA
Así termina a veces el amor.
Una corriente turbia lleva fotos antiguas,
muñecas sin vestido,
muebles desvencijados.
No se notan las grietas al principio,
pero el muro es más débil cada día.
Y de pronto el silencio
se parece a una nube de tormenta,
y el futuro les dice que ya es tarde,
que van a la deriva
sentimientos mezclados con el barro,
afectos y traiciones
hundiéndose en un mar color de olvido.
Antonio Jiménez-Millán (Clandestinidad, 2011)
Peo como siempre, lo más importante es acudir a las fuentes, a la obra del autor. Aquí tenéis una muestra y cómo conseguirlos.