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martes, 19 de abril de 2011

Quevedo: Dichoso puedes, Tántalo, llamarte...

La entrada está dedicada a Francisco de Quevedo (1580 - 1645), uno de los grandes poetas (si no, el mejor) del siglo de oro. Este es un soneto amoroso que precisa, como muchos de esa época, de una descodificación que efectuaré con la ayuda de los comentarios de la magnífica profesora Rosa Navarro. El soneto alcaza con Quevedo su plenitud formal y conceptual, y cuatro siglos después sigue siendo un placer leer esos endecasílabos.



DICHOSO PUEDES, TÁNTALO, LLAMARTE...

Dichoso puedes, Tántalo, llamarte,
tú, que, en los reinos vanos, cada día,
delgada sombra, desangrada y fría,
ves, de tu misma sed, martirizarte.


Bien puedes en tus penas alegrarte
(si es capaz aquel pueblo de alegría),
pues que tiene -hallarás- la pena mía
del reino de la noche mayor parte.

Que si a ti de la sed el mal eterno
te atormenta, y mirando l'agua helada,
te huye, si la llama tu suspiro,

yo, ausente, venzo en penas al infierno;
pues tú tocas y ves la prenda amada;
yo, ardiendo, ni la toco ni la miro.

D. Francisco de Quevedo Villegas


Estos sonetos amorosos, no responden a una situación emocional real del "yo poético" (el autor / narrador), sino a unos juegos de estilo que siempre suelen mostrar a la amada desdeñosa con el poeta.

En este poema el narrador enamorado se compara con el personaje mitológico Tántalo (castigado por robar el nectar y la ambrosia divina) que a pesar de tener a su alcance el agua no podía saciar su sed, y en los cuartetos lo considera más dichoso que él. En los tercetos explica que al menos Tántalo puede ver y tocar lo que codicia (el agua) aunque no pueda beberla, mientras que él, ausente de su dama, no tiene ni ese consuelo. En este soneto no se indica explícitamente, pero se supone en estos juegos literarios que esas ausencias se debían al poco interés que ponían las desdeñosas damas en sus caballeros.

En este link a la Fundación Francisco de Quevedo podéis acceder su poesía y a mucha más información sobre el autor y su obra. Cervantes virtual también le dedica un apartado.

Y no podía faltar un enlace a un poema, Es amarga la verdad,  cantado por Paco Ibáñez, que tanto ha hecho para dar a conocer la poesía a través de sus letras musicadas (y de propina canta también Si tu vienes a la romería de Lorca). 



Adenda de noviembre de 2021: 

Durante el tiempo trascurrido desde esta entrada, he dedicado otra a Quevedo donde analizo su famoso soneto Amor constante más allá de la muerte tanto en cuanto a su significado y figuras retóricas, como a su estructura métrica. Creo que son muy útiles estos análisis para disfrutar más de los contenidos de los poemas del siglo de oro (bastante crípticos si no se conocen las referencias mitológicas y otras típicas de la época), y para saber por qué nos suenan tan armónicamente sus versos.

Tambien he dedicado otra entrada a Quevedo y otros poetas que han tratado del mito de Apolo y Dafne en sus versos. Creo que es un buen ejercicio comparar dos sonetos de los siglos de oro de Quevedo y Garcilaso, con dos poemas recientes de Carlos Clementson y Ramón Bascuñana.

lunes, 14 de febrero de 2011

Garcilaso y la poesía amorosa de los "siglos de oro"

La poesía amorosa de los "siglos de oro" precisa una descodificación para poder profundizar en el sentido de su contenido. Sirva como ejemplo el Soneto XII de Garcilaso de la Vega. Cuento con la ayuda de apuntes tomados de la profesora Rosa Navarro para descifrarlo y comentarlo. Garcilaso, amigo de Boscán que introdujo el soneto italiano en España, fue quien primero dominó esta nueva forma de versificar en endecasílabos.

Retrato de Garcilaso (atribuido)













SONETO XII


Si para refrenar este deseo
loco, imposible, vano, temeroso
y guarecer de un mal tan peligroso,
que es darme a entender lo que no creo,

no me aprovecha verme cual me veo,
o muy aventurado o muy medroso,
en tanta confusión que nunca oso
fiar el mal de mí que lo poseo,

¿qué me ha de aprovechar ver la pintura
d'aquel que con las alas derretidas,
cayendo, fama y nombre al mar ha dado,

y la del que su fuego y su locura
llora entre aquellas plantas conocidas,
apenas en el agua resfrïado?

Garcilaso de la Vega (hacia1534)



El poema muestra el clásico "argumento de amor" a partir del "yo poético" (una máscara enamorada, no el sentimiento real de quien escribe) y de "su dama" (siempre bella, cruel y desdeñosa con su enamorado); y contiene dos alusiones mitológicas para refrendar esa crueldad y desdeño.

Los cuartetos reflejan el estado anímico del "yo poético" enamorado, que no puede refrenarse ni guarecerse ante la confusión que le produce su deseo amoroso, y no se atreve a confiar a sí mismo su mal de amores. 

Los tercetos citan ejemplos de males que el sol (la dama y su luz) le puede causar. El primero, "Ícaro" cuyas alas de cera se derritieron al acercarse demasiado al sol (desestimando los consejos de su padre "Dédalo"), lo que ocasionó su caída y muerte en el mar. El segundo, "Faetón" que consiguió que su padre "Febo" (Apolo) le dejase conducir la cuádriga del sol, y al desoír sus consejos de prudencia, provocó tal desastre que tuvo que ser fulminado por el rayo de Zeus, cayendo al río Erídano donde le velan eternamente sus hermanas (las Helíades) convertidas en álamos. 

La caída de Ícaro. J.P Gowy
La caída de Faetón. Jack van Eyck













 Este soneto es una buena muestra de ese "argumento de amor" que impregnó la poesía de los siglos de oro, pero que no debe confundirnos; el poeta suele ser un gran ficcionador, que se deja llevar por el placer estético y no refleja vivencias personales. Hay ejemplos contrarios (sobre todo a partir del romanticismo) aunque nunca debemos fiarnos del todo, porque amparado en sus licencias el poeta puede jugar en cada momento a la carta que más le interese.

En esta entrada del blog, Garcilaso, Quevedo y dos poetas actuales Clementson y Bascuñana, recrean el mito de Apolo y Dafne

Continuando con Garcilaso, su Soneto V (en el que, para llevar la contraria, no aparece ni el desdeño ni la crueldad de la dama) en la preciosa voz de  Andrea Navas. Este enlace proviene del blog Sumando voces, de Enrique Gracia Trinidad y Andrea Navas, que os recomiendo visitar y donde encontraréis poesía, teatro y mucho más... 

Para profundizar en la obra de Garcilaso os recomiendo su "Poesía Completa", editada en Austral por Juan Francisco Alcina, y para conocer de forma sencilla e instructiva la mitología clasica: "Mitos del mundo clásico" (versión libre de las Metamorfosis de Ovidio) de Rosa Navarro, publicada en Alianza Editorial.

Aquí tenéis unos enlaces a su vida y obra: La web de Garcilaso y su entrada en la Biblioteca virtual Miguel de Cervantes.

domingo, 24 de octubre de 2010

Góngora y Paco Ibáñez cantando: "Ciego que apuntas y atinas"

Hay que volver de tanto en tanto a los clásicos y qué mejor que a Luis de Góngora, que junto a Quevedo y Lope constituyen la cima de nuestra poesía del "Siglo de Oro". En este caso, acompaño el poema con la voz de Paco Ibáñez, que ha sido un gran divulgador de la poesía, ya que gracias a él muchos nos acercamos a estos autores clásicos que tan bien ha cantado.



CIEGO QUE APUNTAS Y ATINAS (Déjame en paz amor tirano)

Este "Romance amoroso" fue de los primeros publicados por Góngora, en su época estudiantil, cuando sólo tenía 19 años. Estos versos octosílabos, con rima asonante y aguda en los pares, son sencillos y alejados del  gongorismo de su producción más culta. No obstante, no va mal desvelar una serie de códigos mitológicos y metafóricos de la poesía del Siglo de Oro, para comprender mejor su sentido (en notas a pie de página).




Ciego que apuntas y atinas,    (1)
caduco dios, y rapaz,            (2)
vendado que me has vendido,
y niño mayor de edad: 
por el alma de tu madre         (3)   
que murió, siendo inmortal,
de envidia de mi señora
que no me persigas más.
Déjame en paz, Amor tirano,
déjame en paz.

Baste el tiempo mal gastado
que he seguido, a mi pesar
tus inquïetas banderas,        (4)
forajido capitán.
Perdóname, Amor, aquí,
pues yo te perdono allá
cuatro escudos de paciencia,
diez de ventaja en amar.
Déjame en paz, Amor tirano,
déjame en paz.

Amadores desdichados,
que seguís milicia tal,
decidme, ¿qué buena guía
podéis de un ciego sacar?
De un pájaro ¿qué firmeza?       (5)
¿Qué esperanza de un rapaz?
¿Qué galardón de un desnudo?
De un tirano, ¿qué piedad?
Déjame en paz, Amor tirano,
déjame en paz.

Diez años desperdicié,
los mejores de mi edad,
en ser labrador de Amor
a costa de mi caudal.
Como aré y sembré, cogí;
aré un alterado mar,
sembré una estéril arena,     (6)
cogí vergüenza y afán.
Déjame en paz, Amor tirano,
déjame en paz.

Una torre fabriqué
del viento en la raridad,
mayor que la de Nembrot,     (7)
y de confusión igual.
Gloria llamaba a la pena,
a la cárcel, libertad,
miel dulce al amargo acíbar,  (8)
principio al fin, bien al mal.
Déjame en paz, Amor tirano,
déjame en paz.

Romance Amoroso (1580)
Luis de Góngora

(1) El dios del amor "Cupido" se representa en los cuadros ciego y con arco y flechas.
(2) Por lo efímero del amor
(3) Venus (Afrodita) diosa del amor y la belleza.
(4) Metáfora naútica que expresa el caracter voluble del amor.
(5) Por las alas de Cupido
(6) Por la inutilidad del esfuerzo de cultivar el amor
(7) Legendario gigante, constructor de la torre de Babel
(8) Acíbar: jugo amargo de la planta Aloe

Notas tomadas de la "Edición crítica" de la Poesía de Góngora de Ana Suárez Miramón


En el blog hay otra entrada dedicada a Góngora en concreto a su soneto "Con diferencia tal, con gracia tanta...", que incluye un comentario de texto y métrico de ese complejo poema que requiere una explicación mitológica para poder descodificar su mensaje. En A media voz tenéis una antología de sus poemas.

Ya que he tratado de temas métricos, que siempre son importantes en la poesía del siglo de oro, os dirijo a
 mi tratado "Métrica poética del idioma español", revisado y ampliado en diciembre de 2023, que los explica de una forma sencilla, pero rigurosa. Aquí os dejo una sinopsis del libro. Recordad, si sois partidarios del verso libre, que “hasta para saltarse las normas hay que conocerlas previamente, si no queremos que el salto sea al vacío”. Vuestras críticas positivas o negativas serán siempre bien recibidas.