lunes, 25 de septiembre de 2023

Rocío Acebal

Rocio Acebal (Oviedo, 1997) ha publicado dos poemarios, Memorias del mar (2016) e Hijos de la bonanza (2020) que ganó el premio Hiperión. Me centraré en este último libro que me ha permitido conocer la obra de una gran poeta, tanto por el contenido de sus textos, como por el formato con el que escribe, que mantiene un magnífico ritmo poético al que nos tienen poco acostumbrados los autores jóvenes. 


PROCESO LITERARIO

Acudir a tertulias de santones.
Escribir en un par de suplementos.
Llevar una revista o ejercer
de antólogo imparcial de tus amigos.
Actualizar el blog semanalmente.
Estudiar al dedillo las teorías de Dámaso
y el diario de Jaime.
Presentarse a concursos. Negar haberlo hecho.
Twittear al premiado: merecido,
qué ganas de leerlo
Quedarse con las caras del jurado.
Hacer generación como quien hace
encaje de bolillos.
Mantener buenos términos con todos los poetas
y odiar terriblemente a un compañero
de tertulia o revista.
Enviar manuscritos. Negar haberlo hecho.
Suplicar por un prólogo o, al menos,
una contraportada.
Enviar un WhatsApp a todos tus amigos:
El día ha llegado: mi libro ve la luz.
Os espero a las siete
en una librería. Me acompaña
un señor novelista o tertuliano.
Buscar el ángulo que muestre el gran
aforo del evento.
Invitar a café a un par de críticos.
Negar haberlo hecho.

¿Escribir un poema? Esa es la parte fácil.

de Hijos de la Bonanza. Rocio Acebal.

La autora describe con ironía que lo complejo del "Proceso literario" va mucho más allá de escribir un libro de poemas y que el marketing es imprescindible para esa "mujer orquesta debutante" que debe preocuparse para que su obra se conozca. Y escribe esta historia con un buen ritmo poético que mezcla bien endecasílabos, con heptasílabos y alejandrinos, que solo se tensionan algo en estos versos: "Estudiar al dedillo las teorías de Dámaso / y el diario de Jaime." con una sinéresis, "teo-rí-as", algo forzada, y más cuando le sigue una diéresis "di-a-rio" (esta para mí sin problemas, salvo que dificulta la sinéresis anterior).


Este otro poema tiene alguna influencia de Luis Alberto de Cuenca, pero cambiando el yo poético de masculino a femenino.

RUEGO EGOÍSTA

Si una tarde, a lo lejos, me descubres
cargando con la compra ensimismada,
no busques el saludo, ni me cuentes
que al final has sentado la cabeza:
trabajas en un banco,
tienes mujer, tres niños
y casa en propiedad en Castellana.

Disculpa este desplante, pero entiende
un poco mi egoísmo: no me importa
el hombre que eres hoy, sino el que fuiste
hace casi diez años, una noche,
cuando nosotros no éramos nosotros
ni este mundo —que pronto
se descubrió mezquino, inhabitable y cruel—
era este mundo aún,
cuando me amabas
y yo te amaba a ti y era bastante.

No me obligues a ver en quién te has convertido:
no me importa de ti sino el recuerdo.

de Hijos de la Bonanza. Rocio Acebal.


A continuación otro buen poema, aunque este no pertenece a "Hijos de la bonanza", en que he desglosado la longitud versal y las tonicidades de cada verso, para que veáis por qué suenan tan bien estos versos.

LA MAMPARA

En la estación de trenes de mi ciudad                    7+5
una mampara gris de metro y medio en el andén    7 + 9(2.4.8)
separa a los viajeros                                             7
de sus acompañantes.                                          7

Me gusta imaginar que el encargado                      11(2.6.10)
de esta compartimentación                                   9((1).(4).(6).8)
lo hizo con intenciones más humanas                    11(1.6.8.10)
que el control de billetes, el aprovechamiento         7 + 7
máximo de recursos                                             7
o simplemente por ahorrar espacio:                      11(2.4.8.10)

aquí las despedidas no pueden susurrarse              7 +7
con la cara escondida en el abrazo,                       11(3.6.10)
la arquitectura obliga                                           7
a levantar la voz y la mirada                                11(4.6.10)
para decir «te voy a echar de menos».                 11(4.6.8.10)

Bendito-condenado responsable                           11(2.6.10)
de esa mampara gris de metro y medio,               11(4.6.8.10)
gracias a ti miré a los ojos del amor                      7 + 7
una · última vez.                                                 7

Rocio Acebal.

Como veis todos los versos o hemistiquios son de longitudes silábico fonéticas impares y los de 9 o más sílabas de estructura rítmica binaria. Por eso este poema recitado tiene una clara musicalidad y armonía entre sus versos. Así mismo, no hay asonancias perceptibles entre los finales versales, lo que impide sonsonetes entre los versos blancos. En el tema de la bondad o maldad de las asonancias no todos los poetas están de acuerdo, pero si no hay asonancias tampoco hay esas rimas escondidas que a veces perturban la blancura del verso.

La única licencia métrica es que en el último verso hay que hacer un hiato para mantener el ritmo "u-na- úl-ti-ma- vez", como heptasílabo, o sea no pronunciar en una sola sílaba fonética las vocales de fin e inicio de las dos primeras palabras: “u-na úl-ti-ma”. Lo más normal al pronunciar sería hacer la sinalefa "u-na úl-ti-ma- vez", uniendo la “a” y la “ú” en una única sílaba fonética, pero esa pronunciación haría al verso hexasílabo y como par de una armonía diferente. La existencia de acento en la “ú” facilita algo esta división y, además, por otra parte al tratarse del verso de cierre del poema no es tan importante un cambio de ritmo por ser el colofón y no tener versos posteriores.

Si estáis más interesados en temas de métrica poética, en la armonía y musicalidad de los versos, o en que es realmente "verso libre", podéis consultar mi tratado "Métrica poética del idioma español", revisado en diciembre de 2023, que lo explica de una forma accesible. Hay que tener en cuenta que un poema es contenido y continente, y conocer las normas de los continentes armónicos (la métrica) ayuda a poetas y lectores a descubrir por porqués de los ritmos armónicos.



Aquí os dejo 5 de los poemas de Rocío Acebal publicados en Zenda y tres reseñas de Hijos de la Bonanza pubicadas en El Diario.es, Diario de Sevilla y Ahora que leo; y este otro artículo de Pedro J. Plaza, que incluye algunos poemas. Ahora, a esperar un nuevo libro de la autora que nos confirme su trayectoria poética. Estos son los dos ya publicados que podéis conseguir clicando encima.

He ampliado esta entrada en un artículo que he publicado en "La nueve musas" con más información sobre "Hijos de la bonanza"




lunes, 11 de septiembre de 2023

Entre luces y sombras, desde Kímolos

Kímolos una de las cícladas menos conocidas que descubrí en un viaje relámpago hace 18 años y a la que he vuelto el año pasado y repito este, con bastantes deseos, y algunas dudas, sobre si incorporarla al grupo de islas que resisten y siguen llevándome a volver cada año por este mar. Es este poema os cuento mis últimas impresiones.

Un rincón de intercambio de libros en el Jorió


ENTRE LUCES Y SOMBRAS, DESDE KÍMOLOS

Entre luces y sombras, desde Kímolos,
hago un repaso a nuestra relación.
Tuvimos, hace mucho, un encuentro fugaz
y no volví hasta junio del año veintidós,
un flash de pocas horas que me hizo repetir
examen en septiembre, durante una semana.
Tuve esta primavera otro encuentro de horas
y de nuevo en septiembre repito otra semana,
dispuesto a decidir si estará en el repóquer
del islario que alumbra mis deseos.

Se trata de centrarse, de descartar a Prassa
en la que aluciné el año dos mil cinco
—la de níveas arenas y transparentes aguas—
vendida a lo turístico: mikónico “beach club”,
un bosque de sombrillas y música estridente.
Lo dejo en el recuerdo, en el lugar
donde habita el olvido y la añoranza
de tantos paraísos ya perdidos.

Tiene pocos hoteles, coches de alquiler caros,
escaso y complicado transporte desde Atenas,
—salvo utilizar Milos que detesto—
y nunca estás seguro si llegarán los barcos.
Pero lo que es difícil suele ser garantía
de lugares que guardan sus tesoros
y os voy a hablar de algunos.

Disfruto del Jorió, exigiéndole solo
que siga manteniendo esa autenticidad
de saber compartir el ambiente de un pueblo
en que juegan los niños y se come en la calle,
con sus bares de copas y música atrayente,
donde casi no hay turistas extranjeros.

Hoy como en Kalamitsi en la taberna
que está al el borde del mar,
aquí no hay ley de costas y qué dure.
Y me baño muy cerca en un amplio arenal,
con algunas tumbonas que no rompen la estética.
¡Qué queréis que os diga!, mi espalda lo agradece,
ya han pasado los tiempos
de la toalla en la arena y horas a pleno sol.
Además, en los días
que busco soledad frente al Egeo
tengo rocas y playas que no os voy a citar,
no sea que la pierda si estos versos se expanden.

En el puerto que es playa
me sirven desayunos o pescado de barca,
con los pies en la arena y el alma recordando
lo que pudo haber sido y aún lo es.
Y si busco alimento del espíritu
Kímolos lo regala en las barcas de libros,
donde puedes coger, dejar o intercambiar.

Es verdad que la oferta en esta isla
es algo limitada y hay poco que escoger,
pero en eso reside el encanto que guarda
y si busco bullicio lo encontraré muy cerca
en cualquier otra isla que rompe su horizonte,
excepto en Poliegos que está deshabitada.

Como veis las luces superan a las sombras,
pero en eso de gustos cada uno tiene el suyo,
o sea que ya diréis cuál es el vuestro.

Por las islas griegas (2023). Ricardo Fernández Esteban ©

(*) Prassa era una maravillosa playa ya perdida. El Jorió es el único pueblo de Kímolos. Kalamitsi es una taberna junto al mar. El pequeño puerto "Psati" tiene una playa en su centro. Poliegos es una isla deshabitada frente a Kímolos.

Algunos dirán que este poema es muy prosaico, yo diría que el relato prevalece sobre la lírica y que un poema puede servir para comunicar, como intento en estos versos sobre lo que pienso hoy de Kímolos. En este enlace encontraréis el poema que le dedique el año pasado tras nuestro reencuentro, "Redescubriendo Kímolos". Si queréis saber más, o desentrañar alguna incógnita, en mi libro "Por las islas griegas" le dedico un capítulo a esta isla.


Desde la taberna Kalamitsi

La playa de Mavrospilla


La plaza de Kambos


Un bar en hora tranquila


La roca de Skiadi