lunes, 17 de julio de 2017

Teresa Fernández Ros

Poco antes de la fecha de esta entrada, en verano de 2017, descubrí en facebook a Teresa Fernández Ros, una poeta de raza, con una increíble facilidad para versar y que me alegra el día al encontrar sus poemas por las redes. Teresa cuelga todo tipo de poemas del soneto al haiku con o sin rima. Voy a empezar con unos sonetos que nos obsequió en esa época. Luego seguimos con otros poemas y os añadiré otro que acaba de publicar hace unos días, ahora que repaso esta entrada en noviembre de 2020.


ME ACARICIÓ LA LÍRICA

Me acarició la lírica, atrevida,
como un beso de lluvia evanescente,
mas su aroma, su música envolvente,
trastornaron de súbito mi vida.

Se acomodó a mi voz, vendó la herida
que se abría y cerraba, intermitente,
y penetró en mi pálpito indolente
susurrándome versos de suicida.

Y, desde entonces, vuelo ilusionada
inmersa en una eufórica cadencia
capaz de trasladarme al infinito,

porque siento, al llegar la madrugada,
que se impone inalámbrica su esencia
con su verbo alegórico, erudito.


Teresa Fernández


Otro soneto más, este en alejandrinos:

SI SUPIERAS, QUERIDO,...

Si supieras, querido, que en mis versos palpitas
enredado en las voces que revientan de excesos;
que recreas conmigo las palabras y besos
rebosantes de amores en las letras escritas.

Que te ocultas furtivo tras la piel que me habitas,
sugiriendo festones a mis hados aviesos;
y te asomas, perdido, entre cánticos presos,
por el amor del hombre, al que tú resucitas.

Y voy brotando etérea, desgranando el idioma
a través de tus ojos; escribiendo amparada
en la mera presencia que despide tu aroma.

Y escribo sin estorbos, tanteando, intrigada,
el tic-tac de las teclas, alterando el genoma
de los ecos sonoros de la lengua versada.

Teresa Fernández


Y ahora unas liras que ella llama delirantes...

LIRAS DELIRANTES

Porque te quiero, amor,
con el furor de mil alunizajes,
necesito el temblor
de tus labios salvajes
requebrando mi boca de lenguajes.

Porque quiero, mi vida,
que arrastres por mi piel tu gen maldito,
que me cierres la herida
con tu pálpito escrito:
un verso y otro verso, despacito.

Porque quiero sentir
el calambre imprevisto, la tensión
que eclosiona al latir
mi loco corazón,
obstinado en rendirse a tu invasión.

Porque adoro tus besos
que estimulan mi cuerpo estremecido
con hábitos perversos,
y el vértigo, el vahído
que escandaliza intrépido el sentido.

Teresa Fernández


Aquí tenéis un homenaje que hizo Teresa al soneto de Miguel Hernández Yo sé que ver y oír a un triste enfada que cierra El silbo vulnerado (1934). Teresa escribió una "corona" de 14 magníficos sonetos que se inician y cierran con dos versos del poema de Miguel Hernández, de forma que recorre todo el soneto. No os los perdáis.

Que yo sepa, Teresa no tiene ningún libro publicado y hay que buscar su obra en su muro de Facebook  Sí que tiene un blog oculto, cuyo nombre de momento no puedo revelar, aunque si lo pedís en comentarios no creo que pueda negarse a que lo demos a conocer

Hay que animar a Teresa a que dé más visibilidad a su obra porque se lo merece, ella y su obra. De momento, lo mejor es irla siguiendo y disfrutando en Facebook y alguna otra red social como Twitter.

Os copio unos sencillos haikus 
y las fotos con los que los acompaña, porque con Teresa nunca se sabe con lo que nos va a sorprender próximamente.



Entre el verdor
los colores naranja
de los geranios 






Rayos de sol
iluminan las flores
y al gato blanco 






Hojas y ramas
se agitan en la noche
bajo la luna


Teresa Fernández

Este último soneto alejandrino lo acaba de publicar hace unos días en octubre de 2020. Como siempre un impecable ritmo y un magnífico contenido. Gracias, Teresa, por seguir deleitándonos con tus poemas.


NO SABRÍA
Esta especie de aurora que acontece a mi edad,
que, según la contemplo, me parece increíble;
este vértigo dulce, este sueño imposible
que jamás barrunté que se hiciese verdad…

Este estado de gracia, de sutil levedad
que se agita por dentro de manera invisible,
esta insólita lluvia que me envuelve, apacible,
recorriéndome el cuerpo con sumisa bondad…

No sabría augurar cuánto tiempo me queda
de sentir lo que siento, ni lo quiero saber.
Mi pregunta respuesta, si es posible tal cosa,

la mantengo alejada, al albur de la rueda
que trajina sin pausa su obligado deber.
Y prosigo gozando de esta dicha asombrosa.

Teresa Fernández

martes, 4 de julio de 2017

Quevedo. "Amor constante más allá de la muerte"

Francisco de Quevedo (Madrid, 1580 - Villanueva de los infantes, 1645) es uno de nuestros mejores poetas, si no el mejor, del siglo de oro. Ya le dediqué una entrada hace 6 años en la que comentaba su poema Dichoso puedes, Tántalo, llamarte... Hoy trato de su conocido soneto, Amor constante más allá de la muerte, y comento su contenido y continente. O sea, qué creemos que quiso decir el poeta y cómo lo dijo, porque los poemas de esa época suelen requerir de algunas explicaciones para desentrañar su texto.


AMOR CONSTANTE MÁS ALLÁ DE LA MUERTE

Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera;

mas no, de esotra parte, en la ribera,
dejará la memoria, en donde ardía:
nadar sabe mi llama la agua fría,
y perder el respeto a ley severa.

Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
médulas que han gloriosamente ardido,

su cuerpo dejará, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.


Francisco de Quevedo


Significado del poema:

Este poema recrea la pervivencia del amor más allá de la muerte, como indica su nombre, tema de inspiración petrarquista y que ya trató Garcilaso en nuestra lengua. El amante se imagina en la otra vida después de la muerte y manifiesta que su amor será eterno. Hay que tener en cuenta que en esta época el "yo poético", que protagoniza la obra, es una máscara enamorada, no el sentimiento real de quien escribe.

El primer cuarteto describe el momento de la muerte: La muerte (la postrera sombra) cerrará mis ojos ese día en que comienza la eternidad (el blanco día) y esa hora feliz (hora lisonjera) liberará mi alma de la ansiedad (afán ansioso) por alcanzar el amor que desea. (Ese tópico de la dama, Lisi en este caso, cuyo amor es inalcanzable, es muy usual en la poesía amorosa de la época)

El segundo cuarteto detalla el viaje del alma hasta alcanzar la inmortalidad (en la otra ribera de la laguna Estigia y el río Leteo) y la persistencia de la memoria del amor: Pero mi alma no dejará la memoria de la amada en este mundo de los vivos (la otra parte de la ribera) en la que ardía enamorada, sino que sabe cruzar sin temor (nadar sabe mi llama la agua fría) y saltarse las leyes del más allá (perder el respeto a ley severa) que imponen el olvido de la vida anterior a quienes cruzan el Leteo para entrar en los Campos Elíseos.

Los tres versos del primer terceto explican la relación entre el cuerpo y el alma y el lugar que ocupó la pasión. Y los tres del segundo terceto, en paralelismo con cada uno de los primeros, exponen su idea esencial del amor y su victoria final sobre la muerte: Mi alma, encarcelada por el dios del amor (Eros), dejará mi cuerpo pero no el cuidado de mi amor. / Mis venas que han dado vida (la sangre como "humor") a mi pasión amorosa desaparecerán, pero han cumplido (tendrá sentido) su cometido de alimentar el fuego del amor en el corazón. / Mis médulas (huesos) que han ardido en ese fuego del amor serán polvo, pero ese último resquicio del cuerpo será "polvo enamorado".


Figuras retóricas:

El primer cuarteto esta cuajado de hipérbatos, ya que se altera el orden normal de la frase (sujeto + verbo + complementos) que sería: La postrera sombra podrá cerrar mis ojos el blanco día que me llevare, y esa hora lisonjera podrá desatar esta alma mía de su afán ansioso. Tanto "postrera sombra", como "blanco día" u "hora lisonjera" son metáforas de la muerte que se presenta aquí como un descanso liberador de la vida. "Desatar esta alma mía" describe la separación del alma y el cuerpo. Se destaca el quiasmo (ordenar de forma cruzada dos grupos de palabras) de "cerrar podrá mis ojos" con "podrá desatar esa alma", metáforas de la separación de cuerpo y alma; y la antítesis (contraposición de dos palabra o frases) "hora a su afán ansioso lisonjera" en que la hora de la muerte en vez de ser pesarosa es feliz.

Ese primer cuarteto expresa una posibilidad que es rebatida por una argumentación el segundo cuarteto que manifiesta la persistencia del amor. En este segundo cuarteto se presenta el amor con metáforas relacionadas con el fuego "en dónde ardía", "mi llama" que se sobreponen a la muerte y sus reglas "nadar el agua fría" y "ley severa", en esa mitológica representación del Hades (el más allá griego) que imponía beber el agua del olvido en el río Leteo, lo que no hace el amante.

En los tercetos se muestra la victoria del amor sobre la muerte efectuando un paralelismo entre sus versos, con tres oraciones copulativas coordinadas con tres oraciones adversativas (verso 9º con el 12º, 10º con el 13º y 11º con el 14º) y, además, los versos 9º y 10º se presentan en forma de hipérbaton para realzar la expresión. El dios Eros (o Cupido) ha aprisionado metafóricamente al alma que ahora se libera. El fuego representa al amor que convierte a las venas en ceniza (además, existe una antítesis entre el fuego y el líquido, la sangre, que corre por las venas) y a los huesos en polvo, pero siguen teniendo sentido porque mantienen el amor. Amor que es una victoria ante la muerte.

Hay que destacar que J.M. Blecua enmendó un error de copia histórico que indicaba en el 11º verso "dejaran" en vez del "dejará" y que es lo que da lugar al paralelismo de esos versos. Paralelismo que antes quedaba desdibujado ya que se leía como si el segundo terceto afectase globalmente a todo el primer terceto.


Si queréis profundizar en el comentario de este texto os recomiendo el artículo publicado por Pablo Jauralde en Cervantes Virtual "Cerrar podrá mis ojos la postrera..."


Estructura métrica:

Respecto al continente, el poema es un soneto de endecasílabos que riman en ABBA ABBA CDC DCD. Señalo a continuación 
 las sílabas tónicas, aparte de la principal obligada en la 10ª, el tipo de verso y las sinalefas existentes.

Cerrar podrá mis ojos la postrera
(2,4,6 heroico) (único encabalgamiento del poema con el verso siguiente "postrera sombra")
sombra que me llevare el blanco día,

(1,6,8 enfático, apoyo secundario en 4ª) (sinalefa obligada "llevare el")
y podrá desatar esta alma mía

(3,6,8 melódico) (sinalefa "est'alma en que la tonicidad de "alma" elimina la anterior "a")
hora a su afán ansioso lisonjera;

(1,4,6 sáfico enfático, apoyo secundario en 8ª) (sinalefa obligada "hora a")

mas no, de esotra parte, en la ribera,

(2,4,6 heroico, apoyo secundario en 8ª) (sinalefa obligada "de esotra", sinalefa que obliga a suprimir la pausa fónica de la coma "parte, en")
dejará la memoria, en donde ardía:

(3,6 melódico, apoyo secundario en 8ª) (sinalefa que obliga a suprimir la pausa fónica de la coma "memoria, en", sinalefa obligada "donde ardía")
nadar sabe mi llama la agua fría,

(2,(3),6,8 heroico con ténue antirritmo melódico en 3ª) (sinalefa "l'agua" en que la tonicidad de "agua" elimina la anterior "a")
y perder el respeto a ley severa.

(3,6,8 melódico) (sinalefa obligada "respeto a")

Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
(1,4,6,8 enfático heroico) (sinalefa "alma a" un poco compleja para que se escuchen las dos aes y no se pierda la semántica de la frase) 
venas que humor a tanto fuego han dado,

(1,4,6,8 enfático heroico) sinalefas obligadas por atonicidad "que humor" y "fuego han" 
médulas que han gloriosamente ardido,

(1,(4),6,8 enfático heroico) (con leve tonicidad en 4ª en la sinalefa "que han" casi obligada) Hay tratadistas que defienden la acentuación grave de "medulas" indicando que era la habitual en la época, pero yo estoy de acuerdo con Jauralde, que defiende la fuerza de los tres versos enfáticos e indica que la tonicidad en la época también podría ser esdrújula "médulas".

su cuerpo dejará, no su cuidado;
(2,6.7 heroico tenso por el antirrítmico en 7ª, apoyo secundario en 4ª)
serán ceniza, mas tendrá sentido;

(2,4,8 sáfico, apoyo secundario en 6ª)
polvo serán, mas polvo enamorado.

(1,4,6 enfático heroico con apoyo secundario en 8ª) (sinalefa obligada "polvo enamorado")


La armonía del verso la marca su longitud y la tonicidad de sus sílabas. Aquí todos los endecas excepto uno (el 13º) son "a maiori" o sea apoyados en una tonicidad fuerte en 6ª y todos conviven muy bien. Además, unos cuantos enfáticos, sobre todo los del primer terceto, dan mayor fuerza a la expresión de esos versos.

Si estáis interesados en saber más de esa armonía versal, que distingue al poema de la prosa y que se explican a través de los principios métricos, podéis consultar mi tratado "Métrica poética del idioma español". En esta entrada del blog os dejo una sinopsis del libro.





Y ya que hemos hablado tanto de este soneto vamos a escucharlo recitado magníficamente en este vídeo por José Luis Gómez.




Respecto a más información sobre Francisco de Quevedo y su obra, en este link a la Fundación Francisco de Quevedo podéis acceder su poesía y a mucha más información, y Cervantes virtual también le dedica un apartado.

Como libros sobre la poesía de Quevedo puedo recomendar "Poesía varia" en edición crítica de James O. Crosby por Cátedra y "Poesía selecta" en edición crítica de Lía Schwartz e Ignacio Arellano de Ediciones 10, además del clásico "Poemas escogidos" de José Manuel Blecua en Castalia.