domingo, 22 de octubre de 2017

Rodrigo Olay

He descubierto a Rodrigo Olay (Noreña, Asturias, 1989) en la Antología de la joven poesía española "Nacer en otro tiempo". Es un poeta joven con dos libros publicados y recorrido futuro delante que habrá que ir siguiendo. Una característica interesante es que además de poemas blancos o libres, le he encontrado unos cuantos sonetos y poesía rimada entre sus poemas. Yo suelo decir que hay que conocer las normas para romperlas y que por tanto un poeta debe escribir un buen soneto antes de lanzarse al verso aparentemente libre. Aquí tenéis uno de Olay de su primer libro "Cerrar los ojos para verte"


UN DORADO TEMBLOR

En la orilla, ante ti, se postra el mar
mientras vuelves despacio. En tu piel grita
un perlado sabor que exacto excita
el rítmico dolor de ver andar

tus músculos precisos. Arde, tenso,
tu bañador finísimo, mojado.
Como un sueño, te tumbas a mi lado
esperando con ímpetu el intenso

momento en que la playa vaya lenta-
mente entonces quedándose vacía
y un dorado temblor de arena y viento

esconda en su calor la geometría
secreta de la música violenta
de un cuerpo de dos cuerpos sin aliento.

Rodrigo Olay (de "Cerrar los ojos para verte")

Un buen soneto que permite superar la prueba para lanzarse a otras aventuras poéticas. Aquí os dejo otro poema de Rodrigo Olay, cuyo título ya lo define.


POÉTICA

El programa es sencillo
y a la vez exigente.
Tanto, incluso,
que solo a algunos pocos les será
dado alcanzar cumplirlo
un puñado de veces en una vida entera.

Para muchos será imposible, a secas.

Yo no sé si lo habré logrado aún
ni si lo haré algún día.

Se trata de poder reconocer
cómo cada poema que en ti ocurra
merece o no merece ser escrito.
La regla es infalible, pero cruel.

Un poema es un poema
si puede acompañar  –si recordarse–
a quien sabe que ya es breve su tiempo.

Si pudieran tus versos ser los últimos.

Rodrigo Olay 

Y por último otro poema de su segundo libro

NEPHENTES

En la Odisea, Homero nos descubre
la imprevista existencia de una planta
que en las manos precisas es capaz
de dar un jugo antiguo con que puede
adormecerse la melancolía.
Es la planta Nephentes. El olvido
cuya infusión bebía cada luna
Helena, la de los hermosos pechos,
herida de nostalgia para siempre.
Dónde estará esta noche ese licor.

Rodrigo Olay (de "La Víspera")



A través de este enlace podréis descargaros su primer poemario entero "Cerrar los ojos para verte" y acceder a 8 poemas del segundo "La víspera". También os dejo dos reseñas sobre ese segundo libro, una de Martín López-Vega y otra de José Luis García Martín.

Aquí tenéis acceso a la compra de "La víspera"  y a esa antología Nacer en otro tiempo que me ha permitido descubrir a unos cuantos poetas jóvenes.














Comentarios al soneto "Un dorado temblor"

La 
realización de esta entrada me ha permitido mantener una breve correspondencia con el autor sobre dos pequeños aspectos de este soneto.

El primero es un tema fónico métrico. En mi criterio en el 2º verso, si se quiere recitar manteniendo el sentido del texto, el punto y seguido rompe la sinalefa. Eso no es grave, y se nota poco, ya que el verso se convierte en un dodecasílabo 7+5 que es armónico con el resto de endecas. El autor, como muchos tratadistas, opina que no se rompe la sinalefa y "...despacio. En tu piel..." puede recitarse uniendo las sílabas "des-pa-cioEn-tu-piel".

Este tema, de si se puede mantener la sinalefa cuando hay un signo de puntuación intermedio, creo que está poco desarrollado en los manuales de métrica y que depende de si ese signo de puntuación obliga a una pausa, o no, para mantener el sentido del texto. En mi tratado "Métrica poética del español" trato este asunto con más profundidad.

El segundo aspecto es sobre el adverbio "entonces" del verso 10º. A mí me parecía mal situado o innecesario, y colocado para cuadrar métrica y rima, ya que está pospuesto a otro adverbio "lentamente" y en mi criterio el orden lógico sería el contrario "entonces, lentamente". Otra posibilidad sería suprimir el "entonces" y para cuadrar la métrica sustituirlo por un "por fin," que añadiría cierta impaciencia lógica por estar solos en la playa.

El autor me indica que: buscaba subrayar la homofonía derivada de la aparición de la vocal e y de consonantes dentales y nasales, siempre postnucleares estas últimas: "meNTe eNToNces queDáNDose" (y "momeNTo" y "leNTa" en el verso anterior; vieNTo en el siguiente). Es cierto lo que dice, ya que se crea una aliteración que da una música especial a esos versos. Como un poema es la suma de contenido y continente, y los poetas disponemos de unas cuantas licencias, lo dejo a vuestro criterio como receptores de la obra. 

Como ya he indicado al inicio, estos dos temas son de pequeña importancia, y sólo los indico aquí para que los interesados en profundizar podáis reflexionar sobre ellos.


Adenda de marzo de 2021

Rodrigo Olay ha publicado el pasado año su tercer libro de poemas "Saltar la hoguera". Aquí tenéis una reseña del mismo y uno de sus poemas:

QUE EL VIENTO SOPLE SIEMPRE A NUESTRA ESPALDA

Aunque duela la noche, aunque estés lejos,
aunque fuera que sí lo que temía,
aunque qué pronto nos haremos viejos,
            que dure la alegría.

Aunque el adiós le ponga sitio al hoy,
aunque estemos más solos cada día,
aunque dude quién soy y a dónde voy,
           que dure la alegría.

Aunque olvidemos dónde regresar,
aunque me lama la melancolía,
aunque nos quede tanto que llorar,
           que dure la alegría.

Porque si estoy contigo, sigo vivo,
porque puedo querer lo que quería,
porque no importa nada lo que escribo,
           que dure esta alegría.

Rodrigo Olay (de Saltar la hoguera)






domingo, 8 de octubre de 2017

Yo no quiero vencer, yo quiero convencer

Escribí este poema anoche. Hoy después de asistir a la manifestación "¡Basta! Recuperemos la cordura" creo que puedo y debo colgarlo. Tan sólo he añadido una frase de Jean Monet, que ha citado Josep Borrell, porque encaja perfectamente en lo que yo querría decir, las fronteras separan y provienen de las guerras. Este pueblo tiene que seguir conviviendo, y yo aunque defienda mis ideas "no quiero vencer, quiero convencer", porque las guerras las perdemos todos, hasta los que las ganamos.


YO NO QUIERO VENCER, YO QUIERO CONVENCER

“Las fronteras son las cicatrices de la historia” (Jean Monet)

¡Cómo puedo ponerme delante del teclado
e intentar enviaros un poema
si este pueblo está roto!
Y cuando digo “pueblo” me refiero
a los que compartimos territorio,
porque pueblos no hay
en el sentido de exclusión que pretenden algunos.

¿Cómo puedo escribir en este maremágnum,
con cientos de WhatsApp’s,
debates en las teles y en las radios,
caceroladas y manifestaciones?
Puedo y debo para vencer al odio,
ese cáncer del alma que separa,
que nos radicaliza,
que nubla la razón y ensalza fes.

Si se sabe y se quiere,
al transformar los  sentimientos en palabras escritas,
se moderan los gritos, se templan opiniones,
y se buscan concordias.
Y eso no es ser equidistante,
es defender lo que creemos justo,
pero sabiendo que el contrario
no ha de ser tu enemigo,
porque si hay enemigos es que hay guerras
y supongo que nadie quiere guerras,
ya tuvimos bastantes en la historia.

Lo que me asusta más, lo que da miedo,
no es el coste económico de esta confrontación,
eso tiene remedio en unos años
y, además, el dinero
no hace al mundo feliz, sino su buen reparto.
Lo que me asusta más es que rompa el pueblo,
ya que esa cicatriz no se sutura fácilmente,
los amigos se enfrentan, las familias no hablan,
los vecinos se ignoran, la razón ya no importa…
sino hundir al contrario, porque no es de los “nuestros”;
y eso no tiene arreglo,
es derrota o victoria, es una guerra.

Por eso, aunque defienda lo que yo creo justo,
yo no quiero vencer, yo quiero convencer.

Ricardo Fernández Esteban ©



En mi opinión, esta manifestación multitudinaria ha sido la más transversal (aparte de las de rechazos de golpes de estado, atentados y muertos por el terrorismo) en Barcelona desde la "diada" de septiembre del 77. La "mayoría silenciada" ha salido a la calle en defensa de Cataluña y España, y quienes han hablado han pedido firmeza en el cumplimiento de la ley (como debe ser en toda democracia), pero también diálogo, porque hemos de seguir conviviendo juntos y hay que detener la ruptura a la que nos llevan los políticos golpistas y los ineptos.

Asistí a otra gran manifestación en Barcelona el 26 de agosto con el lema de "No tinc por (No tenngo miedo)". Era contra el terrorismo, pero por desgracia muchos manifestantes la aprovecharon para sus intereses particulares e insultar a quienes hemos elegido democráticamente. Hoy, por suerte, no ha sido así.

Un mucho de amor...
...y un poco de humor