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domingo, 29 de junio de 2014

Carlos Pardo

Carlos Pardo (Madrid, 1975) es un escritor de la generación del cambio de siglo, al que traemos aquí en su vertiente poética con sus cinco poemarios publicados, además de su presencia en varias antologías.

Este poema creo que es inédito y lo he extraído de la antología de Luis Antonio de Villena La inteligencia y el hacha

BASURA

El mar es familiar en el sentido
de una sopa de genes,
y delante del mar hay un estercolero
y un rebaño de ovejas
husmea pobres restos de comida.

De pronto dudas de la seducción
repetitiva de las escombreras,
de los residuos líquidos
y orgánicos del cementerio.
Con qué invisible y duradero encanto
pudren el aire de los vivos
o respiran su propio aire espesado.

¿Gozamos pervirtiendo la belleza,
como en las universidades, u otra
belleza nueva en la basura anuncia
un horizonte sin cicatrizar?
¿Más metafísica o adorno?

La basura no quiere ser humana.
Le falta un término
a la comparación. Es lo que era.
Cáscaras, pensamientos,
costumbres... Ni los huesos
soportan, pobre Yorick,
confundirse contigo.

Desciendes a la orilla
donde hay niños y espuma saludable.
Te demoras y sacas unas fotos
de dos rectángulos de tiza
bajo el cielo encalado: dos amantes.
O marido y mujer.

Como otros animales vives
entre la madurez de los detritos
de espaldas a la roca, a la asepsia del mar
yodado y joven. Amas
en el descenso. Aunque
quizá no sea amor.

La basura se siente bien contigo.
Hazla metáfora.
O deja aquí, entre plástico, los ojos
para que otro los use.

Carlos Pardo. Publicado con posterioridad en Los allanadores (2015)


Ahora que esta de moda tanto hablar del versolibrismo, este poema no es de verso libre, mantiene el ritmo a través de armónicas combinaciones de versos de 11, 9, 7, 7+7 y alguno de 5, y cuida bastante las asonancias fuertes próximas. Tan sólo encuentro alguna dificultad rítmica en los versos: yodado y joven. Amas / en el descenso. Aunque / quizá no sea amor. En que el encabalgamiento Amas / en el descenso impide la pausa versal, lo mismo que ese Aunque suelto, y el último verso para mí octosílabo.

Habría que preguntar la opinión del poeta. Yo preferiría una escansión más sencilla sin encabalgamientos:

Como otros animales vives (9)
entre la madurez de los detritos (11)
de espaldas a la roca, (7)
a la asepsia del mar yodado y joven. (11)
Amas en el descenso. (7)
Aunque quizá no sea amor. (9)
(aun-que- qui-zá- no- se-a a-mor)

Es importante leer un poema dentro del contexto de un poemario. De momento aquí no lo tenemos, por lo que os tengo que dirigir a su obra publicada: El invernadero (Hiperión,1995), finalista del Premio Hiperión de Poesía, Desvelo sin paisaje (Pre-Textos, 2002), Premio de Poesía Emilio Prados y Echado a perder (Visor, 2007), Premio de Poesía Generación del 27.

En el blog Poesía en mutación encontraréis algunos poemas de Echado a perder; pero como siempre os recomiendo la lectura reposada de alguno de sus libros. Aquí tenéis una entrevista en Poesía digital cuando publicó  ese libro Echado a perder.


Nota de julio 2016: Carlos Pardo publicó el pasado año otro libro de poemas, Los allanadores, esta es una reseña publicada en InfoLibre. Y en este vídeo lo tenéis recitando Lejía, otro poema del libro.

Nota de noviembre de 2019: Carlos Pardo acaba de publicar su tercera novela "Lejos de Kakania", aquí tenéis una entrevista en "El Cultural" donde habla de novela y de poesía.

Nota de septiembre de 2023: No tengo constancia de que en estos últimos años Carlos Pardo haya publicado. Aquí tenéis una entrevista reciente en Diagnóstico Cultural. Es difícil encontrar en la red antologías de poemas suyos, aquí tenéis 7 de ellos de diferentes libros.










Nota técnica: Respecto a los comentarios métricos que he efectuado, si queréis profundizar podéis consultar mi tratado "Métrica poética del idioma español" revisado y ampliado en diciembre de 2023.

sábado, 7 de diciembre de 2013

Blas de Otero. A la inmensa mayoría

Blas de Otero (Bilbao 1916, Madrid, Mahadahonda, 1979) fue uno de los principales representantes de la poesía existencial y social de los años cincuenta y sesenta del siglo pasado. En esta entrada recordaremos uno de sus poemas A la inmensa mayoría, oiremos a Paco Ibáñez cantando su Pido la paz y la palabra y a Alberti recitándole un poema.


A LA INMENSA MAYORÍA

Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre
aquel que amó, vivió, murió por dentro
y un buen día bajó a la calle: entonces
comprendió: y rompió todos sus versos.

Así es, así fue. Salió una noche
echando espuma por los ojos, ebrio
de amor, huyendo sin saber adónde:
a donde el aire no apestase a muerto.

Tiendas de paz, brizados pabellones,
eran sus brazos, como llama al viento;
olas de sangre contra el pecho, enormes
olas de odio, ved, por todo el cuerpo.

¡Aquí! ¡Llegad! ¡Ay! Ángeles atroces
en vuelo horizontal cruzan el cielo;
horribles peces de metal recorren
las espaldas del mar, de puerto a puerto.

Yo doy todos mis versos por un hombre
en paz. Aquí tenéis, en carne y hueso,
mi última voluntad.  Bilbao, a once
de abril, cincuenta y tantos. Blas de Otero.
Pido la paz y la palabra (1955). Blas de Otero

Los versos endecasílabos de este poema riman alternativamente en asonante en (o-e) y (e-o). La distinta fuerza de las asonancias, desde la "cuasi consonancia" a la "asonancia muy leve", es un tema prácticamente no estudiado en los tratados de métrica. En "Métrica poética del idioma español" analizo este poema y no encuentro ninguna "cuasi consonancia" y solo una "asonancia fuerte" entre "muerto" y "viento", lo que creo que tiene que ver con el cuidado del autor en que el poema fuese de leve asonancia.


En este vídeo podréis escuchar un concierto que ofrecieron en 1992 Paco Ibáñez y Rafael Alberti cantado y recitando a poetas (Lorca, Machado, Rubén Darío, Miguel Hernández, etc.). En en minuto 29:25 Alberti recita su A Blas de Otero y en 30:14 Paco Ibáñez canta Me queda la palabra de Blas de Otero



Como supongo que os sabe a poco, aquí tenéis el enlace a la otra parte de ese memorable concierto (Manrique, Góngora, Quevedo, etc.)



Os dejo con un enlace a Materiales de Literatura, donde encontraéis una antología de Blas de Otero 

sábado, 6 de julio de 2013

Antonio Carvajal. Serenata y navaja.

Antonio Carvajal (Albolote, Granada, 1943), además de un reconocido poeta es catedrático y profesor de métrica, y sabe combinar perfectamente la teoría y la práctica. En Serenata y navaja Carvajal utiliza una estructura estrófica clásica, la Lira, tan bien utilizada por Garcilaso, Fray Luis de León, y San Juan de la Cruz, renovando e innovando la tradición. Los versos son una delicia de ritmos y parece que las palabras vuelen entre quiebros; os dejo con el poema. Para profundizar, os coloco al final más información y unos comentarios técnicos.


SERENATA Y NAVAJA (Mozart y Salieri)

La aurora tarda inclina
su cuello leve, brevemente humano;
nebulosa sanguina
que una fígara mano
–trocando la navaja por el vano
arco de la viola  (*)
gemidora– dibuja: De iris rica
pero privada, sola
en su silencio, abdica
nácares últimos. Grité. Salpica
mi celo los violines
y chirrían, chirrían. No esta pálida  (1)
confusión de jazmines
sobre el odio, la impávida  (1)
desolación de quien mató, la sápida  (1) (*)
condena: Amor, envidia.
La minuta incluía un minué
de blonda de oro, lidia
galante y un bouquet
de muguete. La lluvia puede que  (2)
ser lleve tu lamento,
pero yo acecho, yo acechaba, yo
vertí en tu copa, siento
la muerte y no tembló  (*)
mi mano, y ahora duda, lento el no  (*)
sonreír, el veneno.
¡Pobre enemigo! Triste. Y aproxima
su labio un ángel bueno
al borde firme, opima
fuente de mis desgracias. ¡Que redima
tu muerte tanta bruma!
Te odié. ¡Cuánto te odié! ¡Cómo te amaba!
Subía, como pluma
de irisación y lava,
tu gracia esbelta hasta mi sien, rozaba
un momento mi olvido
y allí, donde la luz siempre amanece,
donde tuvo su nido  (*)
mi ser, lento le mece,
le da calor, le da vigor, le acrece
ya sabio cuanto hermoso,
en una primavera si fragante
del blanco más gozoso
de los blancos: delante  (*)
de mí, la aurora en flor, el susurrante
transcurso de la estrella
más bella.
   Todo noche.  (3)
         ¡Serenata
inmortal!
    Y destella
la sangre. La desata,
negro de mi rencor, filo de plata

Antonio Carvajal. Serenata y navaja (1973) 

En el portal A media voz tenéis una buena antología de sus poemas. Aquí hay uno cantado por Javier Ruibal , y en este vídeo Carvajal hace unas reflexiones poéticas.

La lira usual es una estrofa con tres heptasílabos (1º, 3º y 4º) y dos endecasílabos (2º y 5º) y con dos rimas (1º y 3º, y 2º, 4º y 5º) o sea aBabB, pero en este caso se rompen las divisiones estróficas al no haber divisiones gráficas, reforzándose esas uniones por encabalgamientos sintácticos. Hay, también, bastantes encabalgamientos abruptos que desdibujan las pausas versales, como los indicados por (*)

De forma velada, el poema asume la sospecha de que Salieri envenenó a Mozart. Dice el crítico Antonio Chicharro que: opera con dos elementos que simbolizan la creación y la destrucción, la vida y su belleza y su negación, la naturaleza y el genio en libertad y su amenaza..., y lo relaciona con historias de envidia que sufrió el poeta tras la publicación de su primer poemario Tigres en el jardín.

Y unas notas técnicas que he extraído del artículo que publicó J.E. Martínez Fernández en el primer número de la revista Rhythmica del año 2003:
(1)Es curiosa la rima simulada pálida - impávida - sápida que disimula el esdrújulo. (2) Esa terminación en partícula átona "que" con encabalgamiento posterior diluye en efecto de la rima y rompe la separación estrófica. (3) En esta última estrofa, tras una rima interna estrella-bella se produce una ruptura gráfica de los versos, un escalonamiento, que subraya elementos sintácticos y crea pausas internas dando otro aire al final del poema.

Adenda de 2023

Para quienes estén interesados en profundizar en los conceptos métricos, que explican el ritmo que distingue al poema de la prosa, he publicado el tratado "Métrica poética del idioma español"




sábado, 16 de marzo de 2013

Lorenzo Oliván

Lorenzo Oliván (Castro Urdiales, 1968) es uno de los buenos poetas que se suelen agrupar en la generación del 2000. Para los interesados en esta generación os recomiendo la antología La intelegencia y el hacha (Un panorama de la Generación poética de 2000) de Luis Antonio de Villena. Los dos poemas que os transcribo pertenecen a su poemario Puntos de Fuga con el que ganó el premio Loewe de 2001, y como siempre mi consejo es que acudáis a la fuente para leer los poemarios completos. 















INSOMNIO

Te has tendido de bruces en la cama deshecha,
y en el mapa impreciso de las sábanas blancas,
en el muro caído que frente a ti tenías
has buscado un camino, has buscado una puerta
que te llevara, al fin, a un descansado sueño.
Pero no había puerta ni camino y has dado
tantas vueltas en vano, que te has sentido dentro
del peor laberinto -del que ya hablara Borges-
y te has visto arrastrándote como por un desierto.
Extraños buitres negros describían sus círculos
en el cielo incendiado de tu agitada mente
bajo el sol obsesivo de un solo pensamiento.
Sudabas y las sábanas se pegaban a ti
igual que arena. Así toda la noche. Y siempre
el sueño -tu espejismo, tu oasis- a lo lejos.


de "Puntos de fuga". Lorenzo Oliván.


Y un buen soneto para demostrar que las formas estróficas clásicas siguen vigentes en el siglo XXI.

CENTRO

Tocar tu mano y no sentir el hueso
frío que desde dentro ahora la mueve,
sólo la piel caliente, el roce leve
de una carne hecha espíritu, sin peso;
morder luego tus labios, y en el beso
quitarle al cráneo que hay detrás relieve,
y a la nuca dureza, y que la breve
vida parezca eterna en el proceso.
Cerrarte en un paréntesis de brazos
donde no cabe el mundo, ver que rota
mi ser alrededor de tus caderas,
romper con lo exterior todos los lazos,
y entrar en una realidad ignota,
que es sólo un centro en donde no hay afueras.


de "Puntos de fuga". Lorenzo Oliván.


Nota técnica: En este soneto Oliván hace dos sinéresis. La del verso penúltimo "realidad" es fácil de pronunciar, y de hecho muchos hablantes pronuncian normalmente rea-li-dad. En cambio la del segundo verso me parece difícil "frío que desde dentro ahora la mueve", ya que para que sea endeca obliga a pronunciar ...den-tro aho-ra- la- mue-ve . Al menos a mí me cuesta unir en una sílaba esas tres vocales "oaó", ya que la tónica es la "ó" final y no la "a" central , y además situaría esa tónica en la 7ª sílaba convirtiendo el endecasílabo en dactílico. ¿Qué pensáis vosotros, os suena bien ese verso?


Volviendo a la obra del poeta, un enlace a una antología de sus poemas  y un vídeo suyo recitando el poema Serpiente dedicado al saxofonista Ornette Coleman.



ADENDA DE AGOSTO DE 2016: El pasado año Lorenzo Oliván fue galardonado con el Premio de la Crítica en la modalidad de poesía por su Nocturno casi. Aquí tenéis una reseña publicada en "El Cultural" de El Mundo. 


ADENDA DE NOVIEMBRE DE 2019: En 2018 ha publicado un nuevo libro de poesía "Para una teoría de las distancias", aquí tenéis una reseña del Cultural, y otra del blog de Carlos Alcorta, poeta que también tiene entrada en mi blog. Aquí tenéis un poema de este último libro:


LAS PERCEPCIONES ISLAS

La intensidad no dura.
Hasta la luz,
para poder pensarla,
sentirla como luz,
se aleja a cada instante de sí misma.

Quiero que te hagas noche,
que halles en ti la negación que afirma,

igual que en mi visión
se borra la raíz
para ser ella y otra,

para mirar más lejos,
para llegar más alto.

Nos hace falta olvido
sobre el que levantar lo memorable.

Las islas nos seducen,
pero también las percepciones islas.

de "Para una teoría de las distancias". Lorenzo Oliván


ADENDA DE OCTUBRE DE 2023: El año pasado Oliván ha publicado un nuevo libro "Los daños". Aquí tenéis una reseña en "El cultural" otra en "Babelia", y uno de sus poemas:


EL ÚNICO LUGAR

Escucho el cruce de respiraciones,
de roces, de fluidos y de huesos:

la síntesis extrema de la tierra,
el agua, el fuego, el aire,
creándose
a la vez que destruyéndose.

Me enredo –no sé bien
si para saber más
o no saber ya nada en absoluto–
en el deseo,
el gran bosque de símbolos:

el único lugar
donde la luz no puede ser más luz,
y es un fundido en negro.

de "Los daños". Lorenzo Oliván

Un buen poema, arropado por un soporte de endecasílabos y de heptasílabos. Tan solo dos versos se me escapan de este ritmo:

cre-án-do-(se)                                     3(2)
a- la- vez- que- des-tru-yén-do-(se).    8(3.7)

Los dos versos tienen compensación silábica por esdrújula final. El primero, por su brevedad, no molestaría como un breve inciso en la composición, pero el segundo es un octosílabo que rompe el ritmo del poema. Además, aunque en puridad no rimen los finales son muy similares -ándose / -éndese, lo que produce un cierto sonsonete. La solución puede ser:

cre-án-do-se a- la- vez- / que- des-tru-yén-do-(se)   7(2.6)+5(4)

Convirtiendo los dos versos en uno compuesto 7+5, que se puede recitar bien y mantiene el ritmo global de impares. A veces no se entienden estos pequeños detalles que rompen el ritmo en buenos y experimentados poetas.























Nota técnica: A quienes os interesen estos temas métricos generales, os recomiendo mi tratado, revisado en diciembre de 2023, "Métrica poética del idioma español" que lo explica de una forma accesible. Hay que tener en cuenta que un poema es contenido y continente, y conocer las normas de los continentes armónicos (la métrica) ayuda a poetas y lectores a descubrir los porqués de los ritmos armónicos o lo que es real verso libre.



lunes, 12 de diciembre de 2011

Luis de Góngora. "Con diferencia tal, con gracia tanta..." Comentario de texto y métrico

La poesía amorosa del siglo de oro precisa una explicación mitológica para disfrutarla más. Si no, nos perdemos mucho de su argumento, que suele llevar a un "epifonema" o conclusión sobre la crueldad de las damas con sus rendidos enamorados. Para explicar este soneto de Góngora cuento con la ayuda de los apuntes que tomé en una clase de mi mejor catedrática de Filología, Rosa Navarro, y apuntes de su libro "Mitos del mundo clásico".


Con diferencia tal, con gracia tanta
aquel ruiseñor llora, que sospecho
que tiene otros cien mil dentro del pecho
que alternan su dolor por su garganta;

Y aun creo que el espíritu levanta
—como en información de su derecho—
a escribir del cuñado el atroz hecho
en las hojas de aquella verde planta.

Ponga, pues, fin a las querellas que usa
pues ni quejarse ni mudar estanza
por pico ni por pluma se le veda;

y llore sólo aquel que su Medusa
en piedra convirtió, porque no pueda
ni publicar su mal ni hacer mudanza.

Luis de Góngora y Argote


El rey Pandión de Atenas ofreció en matrimonio al rey Tereo de Tracia a una de sus hijas, Progne o Filomela, en agradecimiento por su ayuda en una batalla. Él escogió a Progne y tuvo un hijo con ella, pero Himeneo (dios del matrimonio) no asistió al casamiento lo que era signo de desgracia. Al cabo de 5 años, Procne añorada de su hermana, consiguió que Tereo fuese a buscarla. Pero de regreso  la hermosura de Filomela hizo que la desease y la violó en un apartado caserío. Luego, para evitar que lo denunciase, le cortó la lengua, la dejó encerrada allí, y le dijo a Procne que había muerto en el viaje. Filomela, aunque no podía hablar, dibujó unos signos en un tejido de hojas para explicar su desgracia y consiguió que una esclava, lo llevase a su hermana. Ésta fue a rescatarla y la llevó en secreto a su palacio.

Era tal el odio de Progne por la felonía de Tereo, que al ver el parecido que tenía su hijo con él, lo mató, lo troceó y lo cocinó para su marido. Sin sospecharlo, éste comió hasta saciarse. Cuando Tereo pidió ver a su hijo, le dijo como culminación de su venganza: “Tienes dentro al que llamas, te lo has comido”. Tereo enfureció y persiguió a las hermanas para matarlas, entonces los dioses convirtieron a los tres en pájaros: Tereo en una abubilla, Progne en una golondrina y Filomela en un ruiseñor. La otra referencia mitológica del soneto es a la “Medusa”, una Gorgona que tenía serpientes por cabellos y que petrificaba a quien la mirase.

Procne y Filomela.
E. J. Gardner

El banquete de Tereo de Rubens



El primer cuarteto se refiere a la pena que atenaza al ruiseñor (Filomela). En el segundo cuarteto, Filomela consigue describir su desgracia sobre unas hojas. En el primer terceto, el narrador le indica a Filomela que debe poner fin a las quejas que canta (que usa), ya que al menos el ruiseñor puede quejarse cantando (por pico) y moverse (mudar estanza) volando (por pluma). Y en el terceto final concluye diciendo que, en cambio, a un enamorado sólo le queda la posibilidad de llorar cuando su dama (su medusa) lo desprecia y petrifica (en la mitología las piedras podían llorar sometidas a grandes sentimientos, como cuando Orfeo tocaba su lira), no pudiendo ni lamentarse ni moverse. Por tanto el enamorado aún está en peor situación que el ruiseñor Filomela.

Es una clásica estructura de soneto creciente. Los cuartetos describen la situación, en el primer terceto se recomienda algo de una forma imperativa (ponga, pues), y el mensaje principal o “epifonema” llega en el terceto final, cuando aparece el “yo poético” (aunque en este caso esté disfrazado en un “aquel”). Este mensaje de la crueldad de las damas con sus enamorados es uno de los más típicos de la poesía amorosa del siglo de oro.

Para complementar estas notas, aquí tenéis un magnífico y completísimo comentario métrico de Francisco Acuyo . Me permito, modestamente, indicar al maestro Acuyo una pequeña errata, ya que en el verso noveno no hay una dialefa final (que-u-sa) sino una sinalefa (queu-sa) forzada sobre el acento principal. Góngora se lo podía permitir.

Y, por último, aquí tenéis otra entrada del blog dedicada a Góngora y su poema "Ciego que apuntas y atinas" que tan bien cantó Paco Ibáñez


Adenda de noviembre de 2023:

Un lector de mi blog que responde al alias de "El guante de Rita" me hace unos comentarios en otra entrada a dos versos de un poema de Góngora que parecen heptasílabos dentro de un contexto de octosílabos. Traslado aquí el tema.

Se trata del romance "Diez años vivió Belarra" y los versos dentro de sus respectivas estrofas son:

Y hallándola muy triste
sobre un estrado de luto,
con los ojos que ya eran
orinales de Neptuno, (...)

Volved luego a Montesinos
ese corazón que os trujo,
y enviadle a preguntar
si por gavilán os tuvo (...)

Con nuestros criterios actuales normativos, se trata de dos versos heptasílabos dentro de un contexto versal de octosílabos, lo que rompería la armonía, ya que la conjunción inicial y la siguiente vocal se pronuncian siempre unidas por la sinalefa.

El primero lo separaríamos silábicamente: 
Y ha-llán-do-la- muy- tris-te, o sea 7 sílabas con la sinalefa inicial "y ha". La explicación que encuentro es que el verbo "hallar" proviene de "fallar" y en esas épocas de los siglos de oro aún se podían aspirar esas "h" lo que imposilitaba la sinalefa (algo que he visto en Garcilaso, pero no tenía constancia en Góngora)

El segundo verso, lo separaríamos normalmente: "y en-viad-le a- pre-gun-tar_" o sea 7 silabas con la compensación por la aguda final. Dado que Góngora es un poeta que mantiene bien las armonías, creo que aquí hace diéresis en "envïadle" cosa que tambien vemos en otros poetas de la época y en algunos actuales de hablas propensas a esta rotura de diptongos. Así el verso quedaría: "y en-vi-ad-le a- pre-gun-tar_". Os dejo otro verso endecasílabo que he encontrado con diéresis en Góngora: No sólo en plata o vïola troncada (vi-o-la)

Hay otros dos versos del poema que también empiezan por la conjunción "y" seguida de vocal y en los que no se presentan problemas de agrupaciones silábicas, lo que refuerza la explicación anterior.

y a-ho-ga-rá- vues-tros- gus-tos

y os- le-van-táis- más- a-yu-nos

En estos temas métricos no es bueno pontificar, sino intentar razonar, por eso dejo el tema a otras interpretaciones que me podéis hacer en comentarios a esta entrada.


Si estáis interesados en temas de métrica poética, en la armonía y musicalidad de los versos, podéis consultar mi tratado "Métrica poética del idioma español", revisado y ampliado en diciembre de 2023, que lo explica de una forma accesible. Hay que tener en cuenta que un poema es contenido y continente, y conocer las normas de los continentes armónicos (la métrica) ayuda a poetas y lectores a descubrir por porqués de los ritmos armónicos.