Reflexiones, hechas a vuelapluma, en las que el narrador aprovechando la excusa del próximo fin de año bucea entre los recuerdos, y acaba por no distinguir lo que fue de lo que pudo haber sido. Por mi parte, os deseo que el cambio de año sea os feliz y si tenéis dudas existenciales que sean positivas.
Un año más, si pienso en positivo,
y uno menos, en vena negativa.
Prefiero ser escéptico y me callo,
que me quedan tres uvas por comer,
la copa de champán para brindar
y tú que te has colgado de mi cuello
dándome el primer beso de este año.
Intento terminar con lo pendiente,
lo comienzo en tus labios y contigo
se despierta el baúl de otros recuerdos,
de tantos revellones que resurgen
y me llevan a cuando la ilusión
se conjugaba siempre en el futuro.
Encuentro a
una pareja, son muy jóvenes
y les brillan
los ojos de hacer planes.Me pregunto a mí mismo si soy yo
y ella responde a alguna de las tús
que tanto me quisieron o tan poco,
porque al final aquí me ves pensando
en lo que pudo haber sido y que no fue.
Será por lo que fue, o me lo invento,
que imaginamos mucho en nochevieja,
si se buscan respuestas a preguntas
que son pura invención. ¡Basta de lío,
no hay que filosofar con tanto alcohol!
Estoy de revellón con los amigos,
confetis,
buena música, gintonicsy tú me miras bien un año más...;
olvido el año menos ¡y a bailar!
Ricardo Fernández Esteban ©