lunes, 17 de junio de 2024

2024: Navegando por el Dodecaneso griego

Estos son los poemas que he escrito en mi travesía de junio de 2024 por el Dodecaneso griego en un velero, el "Graal", hemos ido durante 12 días de norte a sur desde Samos a Kárpazos. Si queréis conocer el contexto en que fueron escritos los poemas, lo encontraréis en la bitácora de este viaje, donde pequeños textos os relatarán las travesías y las llegadas a las islas.


Marazos, destino de la primera singladura 


Las aguas de la "laguna azul" de Arkí

(Comienza el viaje por el islario...)

Los vientos y las olas se han dormido
y cruzamos el mar -que es una balsa-
al run run del motor,
esperando cambiarlo
por el son de las jarcias y las velas
cuando sople el "meltemi". (*)
Rumbo a las islas del recuerdo
fondeamos en la "Laguna azul"
reencontrando
los azules turquesas del Egeo.

(*) El meltemi es el viento del norte dominante en el Egeo


La jora y el monasterio de Patmos

(por la jora señorial de Patmos...)

Laberinto de calles
que cercan las murallas monacales.
En otros tiempos,
mercaderes en busca de refugio.
En nuestros tiempos,
turistas de crucero en autobús
que solo ven
lo que quieren los guías del rebaño.
Mientras, la “jora señorial” dormita
recordando sus tiempos de esplendor.

(*) Las joras son las antiguas capitales de las islas, de casas blancas y calles intrincadas y escalonadas.


El fondeadero de Léviza

(la isla donde solo vive una familia...)

Léviza sigue siendo algo especial:
una cala sin edificaciones,
un camino entre cabras y ovejas,
los campos de cultivo, el huerto, el gallinero,
una taberna con capilla,
una familia que resiste,
y cenas compartidas
por quienes llegamos en velero.
¿Se puede pedir más en estos tiempos?
Aquí el Mediterráneo muestra
ese aspecto ancestral
que hemos perdido en otras islas.
Sin redes ni teléfonos, 
la comunicación es otra vez diálogo.

(*) Léviza es una pequeña isla en la que solo vive una familia que regenta la taberna y cuida de animales y cultivos


El castillo y la jora de Astipálea al atardecer

(la jora que es península y pirámide...)

Península y pirámide
con corona de “kastro veneciano”,
la jora inmaculada de Astipálea
se resiste a las tiendas y los bares.
Entre intricadas calles y escaleras,
sabor de tiempo antiguo, de piratas,
en que la población se refugiaba
tras las altas murallas del castillo,
que hoy refulge dorado sobre el blanco.
En este mes de junio, con escaso turismo,
es un gozo perderse en la ascensión
y dejarse llevar en el descenso.

(*) La piramidal jora de Astipálea está en una península y la corona un antiguo castillo de defensa


Mandrakia en Nysiros, al fondo Kos

(en la isla que es verde de volcán)

Duerme el volcán,
pero en su duermevela
crea calor.
Montañas verdes,
donde casi no llueve
hay humedad.
Es un oxímoron
que del infierno ardiente
surja el rocío.
Extraña isla,
donde el fuego y el agua
conviven bien.

(*) La isla de Nysiros la formó un volcán. La energía geotérmica que aún desprende crea un rocío  que  da humedad a la isla cubierta de bosque.


Livadia, el puerto de Tilos

(la isla que suspendí hace años...)

Alguna vez suspendo islas
como hice con Tilos hace años.
Hoy le subo la nota por Skafi,
pero su capital Livadia
me sigue pareciendo de muy poco interés:
mala playa, mal puerto y pueblo mal cuidado.
No todo pueden ser sobresalientes
y o bueno precisa "menos bueno"
para saber saborearlo.

(*) Tilos es una isla que nunca me ha acabado de convencer, quizá sea cosa de gustos.


La bahía de Alimiá y el solitario "Graal"

La iglesia de Alimiá y el pueblo abandonado

(la isla que es bahía...)

Érase una bahía rodeada de isla
con aguas transparentes, castillo roquero,
iglesia restaurada y pueblo abandonado.
Donde hubo submarinos e hidroaviones,
volvió la paz, ¿por cuánto tiempo? 
Peligran los escasos paraísos,
los perdidos son muchos;
los viejos visitantes camuflaban su estancia,
pero las nuevas hordas
replican los horrores de las zonas turísticas;
lo peor que piensan que descubren
y solo saben enterrar.
Por suerte, hoy he podido disfrutar
de un paraíso no perdido.

(*) Alimía es una isla cercana a Halki con una inmensa bahía que fue base de submarinos y escala de hidroaviones. Durante la 2ª guerra mundial se expulsó a sus escasos habitantes y así sigue.

Diafani al amanecer

Amanece en Diafani

(volver a un paraíso no perdido...)

y comprobar que todo sigue igual, 
excepto el “Para thin alos” de Zula
porque se ha jubilado y hay un bar
donde antes se servían excelsos “kalamari”;
nos hacemos mayores,
lo que fue referencia ahora es recuerdo,
es la ley de la vida y ¡qué nos dure!

donde empiezan las sendas
que por mar o por tierra nos llevan a las playas
en que solo compartes tu propia compañía
Un pueblo acogedor
que tiene visitantes, no turistas,
aquí somos repetidores casi todos
y pronto nos conocen por el nombre.
Un pueblo en no hay tiendas
y en que a nadie foráneo le venderán su casa,
o tierra en donde construirla;
es una ley no escrita
que defiende de excesos urbanísticos.
Un pueblo que me ofrece 
una mutua amistad y ¡qué me dure!

(*) Diafani es el puerto del norte de Kárpazos. Un pueblo especial en que no hay casi nada turístico, pero que engancha a muchos de sus visitantes, como ha sido mi caso desde que lo descubrí hace 15 años.

Gradiente de colores 

(gradiente de colores: mar y cielo...)

Alzando la mirada veo
junto a la playa los turquesas,
después azul marino intenso,
cerca del horizonte blanco
de crestas rotas por el viento.
Ah, olvidaba otros azules,
esos que vuelan por el cielo.

(*) El meltemi fuerte crea distintos azules sobre el mar hasta blanquearlo cuando rompe sus olas.

Amopí, un enclave turístico al sur de Kárpazos 


(lo que fue un paraíso se resiste...)

Amopí es turístico,
pero si sabes prescindir de construcciones
aparece la imagen de otros tiempos;
además no ha perdido 
ni el color de sus aguas, auténticas turquesas,
ni oro de la arena,
rara avis en esta agreste Kárpazos.
Esta noche el melteni ha demostrado 
que la naturaleza siempre tiene
la palabra final, la que decide
lo que un barco puede hacer y lo que no,
y obedientes nos hemos resguardado:
“donde mandan los vientos no mandan marineros".

(*) Amopí al sur de Kárpazos es un enclave turístico, pero mantiene unas aguas azules muy limpias y unas buenas playas


Os recuerdo que en la bitácora de este viaje (y otros anteriores por el Dodecaneso) encontraréis una breves explicaciones de las singladuras que os permitirán conocer el contexto en que se escribieron estos poemas.


Si queréis saber más de las islas griegas, mi libro "Por las islas griegas", revisado y ampliado en 2023, recoge más de 25 años y más de 70 islas visitadas, con mis anotaciones sobre mis playas, restaurantes, hoteles y otros lugares preferidos. Aquí lo podéis conseguir en Amazon; si preferís las librerías físicas, hay ejemplares en Altaïr (Gran Vía 616, Barcelona).





domingo, 2 de junio de 2024

Volver a navegar por el Dodecaneso

Vuelvo al Egeo en junio de 2024 para cruzar el Dodecaneso de norte a sur de Samos a Kárpazos en el "Graal", un velero de 50 pies. Tenemos pensada una ruta y unas islas, pero al final los vientos tendrán la última palabra.

En este viaje el blog recuperará la semántica de su nombre, "Cuaderno de bitácora" y en 2024, 2021, 2018 y 2017: En velero por el Dodecaneso, añadirá un resumen y algunos poemas a los de dos anteriores travesías por el Dodecaneso, como lo hice en 2023 y 2019: Navegando por las Cícladas, o en 2012: de Valencia al Dodecaneso.


La primera escala puede ser en Furni


o en Maratzos, depende de los vientos


VOLVER A NAVEGAR POR EL DODECANESO (al este del Egeo)

Volver a navegar el mar Egeo,
hogaño en el Dodecaneso
que ofrece mucho más
de lo que indica el nombre, 
pues se acercan a treinta
sus islas que he pisado.
Abrir de nuevo la bitácora
que fija singladuras.
Vislumbrar los perfiles conocidos
donde se funden tierra y mar.
Buscar alguno nuevo
por añadirle cuentas al islario.
Seguir dudando sobre si
ya es hora de reposo
o no hay mejor destino que el camino.
Dejar disquisiciones
y concentrarme en disfrutar la ruta,
muchas islas e infinidad de azules
nos esperan en el Dodecaneso.

Ricardo Fernández Esteban © 2024

Nota: Dodecaneso viene de Dodekànisa, que en griego significa "doce islas", pero son muchas más las de este archipiélago, yo cuento unas 25 habitadas.


Hasta pronto. El próximo martes día 4 comenzamos las singladuras.




Mi libro "Por las islas griegas", revisado y ampliado en 2023, recoge más de 25 años y más de 70 islas visitadas, con mis anotaciones sobre mis playas, restaurantes, hoteles y otros lugares preferidos. Aquí lo podéis conseguir en Amazon; si preferís las librerías físicas, hay ejemplares en Altaïr (Gran Vía 616, Barcelona).