Mostrando entradas con la etiqueta Mis Cuadernos de las islas Griegas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Mis Cuadernos de las islas Griegas. Mostrar todas las entradas

lunes, 17 de junio de 2024

2024: Navegando por el Dodecaneso griego

Estos son los poemas que he escrito en mi travesía de junio de 2024 por el Dodecaneso griego en un velero, el "Graal", hemos ido durante 12 días de norte a sur desde Samos a Kárpazos. Si queréis conocer el contexto en que fueron escritos los poemas, lo encontraréis en la bitácora de este viaje, donde pequeños textos os relatarán las travesías y las llegadas a las islas.


Marazos, destino de la primera singladura 


Las aguas de la "laguna azul" de Arkí

(Comienza el viaje por el islario...)

Los vientos y las olas se han dormido
y cruzamos el mar -que es una balsa-
al run run del motor,
esperando cambiarlo
por el son de las jarcias y las velas
cuando sople el "meltemi". (*)
Rumbo a las islas del recuerdo
fondeamos en la "Laguna azul"
reencontrando
los azules turquesas del Egeo.

(*) El meltemi es el viento del norte dominante en el Egeo


La jora y el monasterio de Patmos

(por la jora señorial de Patmos...)

Laberinto de calles
que cercan las murallas monacales.
En otros tiempos,
mercaderes en busca de refugio.
En nuestros tiempos,
turistas de crucero en autobús
que solo ven
lo que quieren los guías del rebaño.
Mientras, la “jora señorial” dormita
recordando sus tiempos de esplendor.

(*) Las joras son las antiguas capitales de las islas, de casas blancas y calles intrincadas y escalonadas.


El fondeadero de Léviza

(la isla donde solo vive una familia...)

Léviza sigue siendo algo especial:
una cala sin edificaciones,
un camino entre cabras y ovejas,
los campos de cultivo, el huerto, el gallinero,
una taberna con capilla,
una familia que resiste,
y cenas compartidas
por quienes llegamos en velero.
¿Se puede pedir más en estos tiempos?
Aquí el Mediterráneo muestra
ese aspecto ancestral
que hemos perdido en otras islas.
Sin redes ni teléfonos, 
la comunicación es otra vez diálogo.

(*) Léviza es una pequeña isla en la que solo vive una familia que regenta la taberna y cuida de animales y cultivos


El castillo y la jora de Astipálea al atardecer

(la jora que es península y pirámide...)

Península y pirámide
con corona de “kastro veneciano”,
la jora inmaculada de Astipálea
se resiste a las tiendas y los bares.
Entre intricadas calles y escaleras,
sabor de tiempo antiguo, de piratas,
en que la población se refugiaba
tras las altas murallas del castillo,
que hoy refulge dorado sobre el blanco.
En este mes de junio, con escaso turismo,
es un gozo perderse en la ascensión
y dejarse llevar en el descenso.

(*) La piramidal jora de Astipálea está en una península y la corona un antiguo castillo de defensa


Mandrakia en Nysiros, al fondo Kos

(en la isla que es verde de volcán)

Duerme el volcán,
pero en su duermevela
crea calor.
Montañas verdes,
donde casi no llueve
hay humedad.
Es un oxímoron
que del infierno ardiente
surja el rocío.
Extraña isla,
donde el fuego y el agua
conviven bien.

(*) La isla de Nysiros la formó un volcán. La energía geotérmica que aún desprende crea un rocío  que  da humedad a la isla cubierta de bosque.


Livadia, el puerto de Tilos

(la isla que suspendí hace años...)

Alguna vez suspendo islas
como hice con Tilos hace años.
Hoy le subo la nota por Skafi,
pero su capital Livadia
me sigue pareciendo de muy poco interés:
mala playa, mal puerto y pueblo mal cuidado.
No todo pueden ser sobresalientes
y o bueno precisa "menos bueno"
para saber saborearlo.

(*) Tilos es una isla que nunca me ha acabado de convencer, quizá sea cosa de gustos.


La bahía de Alimiá y el solitario "Graal"

La iglesia de Alimiá y el pueblo abandonado

(la isla que es bahía...)

Érase una bahía rodeada de isla
con aguas transparentes, castillo roquero,
iglesia restaurada y pueblo abandonado.
Donde hubo submarinos e hidroaviones,
volvió la paz, ¿por cuánto tiempo? 
Peligran los escasos paraísos,
los perdidos son muchos;
los viejos visitantes camuflaban su estancia,
pero las nuevas hordas
replican los horrores de las zonas turísticas;
lo peor que piensan que descubren
y solo saben enterrar.
Por suerte, hoy he podido disfrutar
de un paraíso no perdido.

(*) Alimía es una isla cercana a Halki con una inmensa bahía que fue base de submarinos y escala de hidroaviones. Durante la 2ª guerra mundial se expulsó a sus escasos habitantes y así sigue.

Diafani al amanecer

Amanece en Diafani

(volver a un paraíso no perdido...)

y comprobar que todo sigue igual, 
excepto el “Para thin alos” de Zula
porque se ha jubilado y hay un bar
donde antes se servían excelsos “kalamari”;
nos hacemos mayores,
lo que fue referencia ahora es recuerdo,
es la ley de la vida y ¡qué nos dure!

donde empiezan las sendas
que por mar o por tierra nos llevan a las playas
en que solo compartes tu propia compañía
Un pueblo acogedor
que tiene visitantes, no turistas,
aquí somos repetidores casi todos
y pronto nos conocen por el nombre.
Un pueblo en no hay tiendas
y en que a nadie foráneo le venderán su casa,
o tierra en donde construirla;
es una ley no escrita
que defiende de excesos urbanísticos.
Un pueblo que me ofrece 
una mutua amistad y ¡qué me dure!

(*) Diafani es el puerto del norte de Kárpazos. Un pueblo especial en que no hay casi nada turístico, pero que engancha a muchos de sus visitantes, como ha sido mi caso desde que lo descubrí hace 15 años.

Gradiente de colores 

(gradiente de colores: mar y cielo...)

Alzando la mirada veo
junto a la playa los turquesas,
después azul marino intenso,
cerca del horizonte blanco
de crestas rotas por el viento.
Ah, olvidaba otros azules,
esos que vuelan por el cielo.

(*) El meltemi fuerte crea distintos azules sobre el mar hasta blanquearlo cuando rompe sus olas.

Amopí, un enclave turístico al sur de Kárpazos 


(lo que fue un paraíso se resiste...)

Amopí es turístico,
pero si sabes prescindir de construcciones
aparece la imagen de otros tiempos;
además no ha perdido 
ni el color de sus aguas, auténticas turquesas,
ni oro de la arena,
rara avis en esta agreste Kárpazos.
Esta noche el melteni ha demostrado 
que la naturaleza siempre tiene
la palabra final, la que decide
lo que un barco puede hacer y lo que no,
y obedientes nos hemos resguardado:
“donde mandan los vientos no mandan marineros".

(*) Amopí al sur de Kárpazos es un enclave turístico, pero mantiene unas aguas azules muy limpias y unas buenas playas


Os recuerdo que en la bitácora de este viaje (y otros anteriores por el Dodecaneso) encontraréis una breves explicaciones de las singladuras que os permitirán conocer el contexto en que se escribieron estos poemas.


Si queréis saber más de las islas griegas, mi libro "Por las islas griegas", revisado y ampliado en 2023, recoge más de 25 años y más de 70 islas visitadas, con mis anotaciones sobre mis playas, restaurantes, hoteles y otros lugares preferidos. Aquí lo podéis conseguir en Amazon; si preferís las librerías físicas, hay ejemplares en Altaïr (Gran Vía 616, Barcelona).





domingo, 2 de junio de 2024

Volver a navegar por el Dodecaneso

Vuelvo al Egeo en junio de 2024 para cruzar el Dodecaneso de norte a sur de Samos a Kárpazos en el "Graal", un velero de 50 pies. Tenemos pensada una ruta y unas islas, pero al final los vientos tendrán la última palabra.

En este viaje el blog recuperará la semántica de su nombre, "Cuaderno de bitácora" y en 2024, 2021, 2018 y 2017: En velero por el Dodecaneso, añadirá un resumen y algunos poemas a los de dos anteriores travesías por el Dodecaneso, como lo hice en 2023 y 2019: Navegando por las Cícladas, o en 2012: de Valencia al Dodecaneso.


La primera escala puede ser en Furni


o en Maratzos, depende de los vientos


VOLVER A NAVEGAR POR EL DODECANESO (al este del Egeo)

Volver a navegar el mar Egeo,
hogaño en el Dodecaneso
que ofrece mucho más
de lo que indica el nombre, 
pues se acercan a treinta
sus islas que he pisado.
Abrir de nuevo la bitácora
que fija singladuras.
Vislumbrar los perfiles conocidos
donde se funden tierra y mar.
Buscar alguno nuevo
por añadirle cuentas al islario.
Seguir dudando sobre si
ya es hora de reposo
o no hay mejor destino que el camino.
Dejar disquisiciones
y concentrarme en disfrutar la ruta,
muchas islas e infinidad de azules
nos esperan en el Dodecaneso.

Ricardo Fernández Esteban © 2024

Nota: Dodecaneso viene de Dodekànisa, que en griego significa "doce islas", pero son muchas más las de este archipiélago, yo cuento unas 25 habitadas.


Hasta pronto. El próximo martes día 4 comenzamos las singladuras.




Mi libro "Por las islas griegas", revisado y ampliado en 2023, recoge más de 25 años y más de 70 islas visitadas, con mis anotaciones sobre mis playas, restaurantes, hoteles y otros lugares preferidos. Aquí lo podéis conseguir en Amazon; si preferís las librerías físicas, hay ejemplares en Altaïr (Gran Vía 616, Barcelona).


lunes, 11 de septiembre de 2023

Entre luces y sombras, desde Kímolos

Kímolos una de las cícladas menos conocidas que descubrí en un viaje relámpago hace 18 años y a la que he vuelto el año pasado y repito este, con bastantes deseos, y algunas dudas, sobre si incorporarla al grupo de islas que resisten y siguen llevándome a volver cada año por este mar. Es este poema os cuento mis últimas impresiones.

Un rincón de intercambio de libros en el Jorió


ENTRE LUCES Y SOMBRAS, DESDE KÍMOLOS

Entre luces y sombras, desde Kímolos,
hago un repaso a nuestra relación.
Tuvimos, hace mucho, un encuentro fugaz
y no volví hasta junio del año veintidós,
un flash de pocas horas que me hizo repetir
examen en septiembre, durante una semana.
Tuve esta primavera otro encuentro de horas
y de nuevo en septiembre repito otra semana,
dispuesto a decidir si estará en el repóquer
del islario que alumbra mis deseos.

Se trata de centrarse, de descartar a Prassa
en la que aluciné el año dos mil cinco
—la de níveas arenas y transparentes aguas—
vendida a lo turístico: mikónico “beach club”,
un bosque de sombrillas y música estridente.
Lo dejo en el recuerdo, en el lugar
donde habita el olvido y la añoranza
de tantos paraísos ya perdidos.

Tiene pocos hoteles, coches de alquiler caros,
escaso y complicado transporte desde Atenas,
—salvo utilizar Milos que detesto—
y nunca estás seguro si llegarán los barcos.
Pero lo que es difícil suele ser garantía
de lugares que guardan sus tesoros
y os voy a hablar de algunos.

Disfruto del Jorió, exigiéndole solo
que siga manteniendo esa autenticidad
de saber compartir el ambiente de un pueblo
en que juegan los niños y se come en la calle,
con sus bares de copas y música atrayente,
donde casi no hay turistas extranjeros.

Hoy como en Kalamitsi en la taberna
que está al el borde del mar,
aquí no hay ley de costas y qué dure.
Y me baño muy cerca en un amplio arenal,
con algunas tumbonas que no rompen la estética.
¡Qué queréis que os diga!, mi espalda lo agradece,
ya han pasado los tiempos
de la toalla en la arena y horas a pleno sol.
Además, en los días
que busco soledad frente al Egeo
tengo rocas y playas que no os voy a citar,
no sea que la pierda si estos versos se expanden.

En el puerto que es playa
me sirven desayunos o pescado de barca,
con los pies en la arena y el alma recordando
lo que pudo haber sido y aún lo es.
Y si busco alimento del espíritu
Kímolos lo regala en las barcas de libros,
donde puedes coger, dejar o intercambiar.

Es verdad que la oferta en esta isla
es algo limitada y hay poco que escoger,
pero en eso reside el encanto que guarda
y si busco bullicio lo encontraré muy cerca
en cualquier otra isla que rompe su horizonte,
excepto en Poliegos que está deshabitada.

Como veis las luces superan a las sombras,
pero en eso de gustos cada uno tiene el suyo,
o sea que ya diréis cuál es el vuestro.

Por las islas griegas (2023). Ricardo Fernández Esteban ©

(*) Prassa era una maravillosa playa ya perdida. El Jorió es el único pueblo de Kímolos. Kalamitsi es una taberna junto al mar. El pequeño puerto "Psati" tiene una playa en su centro. Poliegos es una isla deshabitada frente a Kímolos.

Algunos dirán que este poema es muy prosaico, yo diría que el relato prevalece sobre la lírica y que un poema puede servir para comunicar, como intento en estos versos sobre lo que pienso hoy de Kímolos. En este enlace encontraréis el poema que le dedique el año pasado tras nuestro reencuentro, "Redescubriendo Kímolos". Si queréis saber más, o desentrañar alguna incógnita, en mi libro "Por las islas griegas" le dedico un capítulo a esta isla.


Desde la taberna Kalamitsi

La playa de Mavrospilla


La plaza de Kambos


Un bar en hora tranquila


La roca de Skiadi


lunes, 19 de junio de 2023

¿Cuándo empezamos a perder los paraísos?

Cada vez son más los paraísos perdidos, porque al conocerse y difundirse su existencia atraen a más visitantes y cambia ese ambiente y ese entorno que los hizo ser paraísos, al menos para los que los disfrutábamos. Es ley de vida, unos quieren rentabilizar sus lugares de origen y otros acuden como "turistas" sin saber integrarse. Así ese lugar cambia, corre el peligro en convertirse en un "parque temático" y deja de interesar a los que lo descubrieron. Es un círculo vicioso, aunque hay que reconocer que para los lugareños puede ser virtuoso al rentabilizarlo.

Somos los únicos fondeados en esta amplia bahía

De este otro paraíso no os cuento más,
porque estamos a punto de perderlo 

¿CUÁNDO EMPEZAMOS A PERDER LOS PARAÍSOS?

¿Cuándo empezamos a contar
más paraísos recordados
que sitios en que ansiábamos vivir?
Todo va · a peor cuando el camino
deja de ser incógnito;
los derroteros son derrotas
para quienes conocen las rutas de memoria,
pues ponen al alcance de cualquiera
lo que antes solo se explicaba a los amigos.

Los medios y las redes son pantallas
que muestran esas joyas escondidas
y alientan los deseos de gozarlas
a quien nunca descubre y solo copia.
Y se rompe el encanto:
para mí "gozo rima mal con multitud"
y esas joyas lo son solo en su ambiente.

En eso estamos,
en ver cómo se pierden los lugares
que descubrimos en viajes iniciáticos,
rogando que la vida nos sea leve
y no nos deje ver ese final
en que todo serán paraísos perdidos.

Ricardo Fernández Esteban


Como supondréis me estoy refiriendo a los paraísos ubicados en las islas griegas. Hemos perdido muchos, pero por suerte mantenemos otros. Por si acaso, muchos de los amantes de estos lugares hemos decido hacer poca publicidad para intentar propongar su existencia. En todo caso, si leéis entre lineas en mi libro Por las islas griegas descubriréis los que disfrutado en los últimos 25 años, unos cuantos se siguen manteniendo.


Algunos paraisos que permanecen y otros que se han perdido.








lunes, 29 de mayo de 2023

Vuelvo a mi mar

Como cada año vuelvo a mi mar y durante un tiempo este blog no navegará sólo por la redes sino que también lo hará por las Cícladas, las reinas del Egeo, de todo eso iré hablando y versificando en una página de este blog. De momento aquí tenéis un deseo con forma de poema y la zona en la que centraré la mayor parte de mi viaje.



VUELVO A MI MAR

Vuelvo a mi mar en busca de las islas pequeñas,
las que se dejan recorrer a pie
o rodear en una corta singladura.
Islas que puedes conocer en horas
que se podrían convertir en vidas,
si supiésemos distinguir que lo importante
no es el tamaño
sino la intensidad del sentimiento.

Vuelvo en busca de los puertos minúsculos
donde conviven pescador y navegante,
y de recónditas bahías en que el sol
se pone y amanece,
sin que compartas compañía en tu fondeo.

Vuelvo a buscar la tranquila taberna

con mesas en la arena, 
donde comes del huerto, del corral,
o de la pesca que hace poco se bañaba contigo;
la que tiene de fondo
un horizonte roto por perfiles de islas 

pequeñas en tamaño y grandes en deseos.

Vuelvo a mi mar, mis islas, mis recuerdos.

Ricardo Fernandez Esteban



Las "Pequeñas Cícladas", donde centraré una parte del viaje, son un subarchipiélago situado en el centro de las Cícladas y del Egeo entre Naxos, Ios y Amorgós. Las principales islas son Irakliá (18 km2), Sjinusa (8 km2), Keros (15 km2), Donussa (14 km2) y las Kufonisia: Pano (6 km2) y Kato (4 km2). Ya veis los tamaños, pero hay más islotes por donde navegar y fondear, todo depende de los vientos, los mares y los deseos. Otra isla que visitaré es Amorgós, su Jora, sus capillas y Nikuria lo merecen. Luego alguna cíclada más caerá, como Folégandros, todo depende de los vientos y nuestros deseos. Si no tenéis un velero disponible, siempre encontraréis algún ferry o una pequeña barca que os acerque a las islas, el resto depende de vosotros.

Este poema está incluído en mi libro "Por las islas griegas", revisado y ampliado en 2023, que recoge más de 25 años y más de 70 islas visitadas, con mis anotaciones sobre mis playas, restaurantes, hoteles y otros lugares preferidos. Aquí lo podéis conseguir en Amazon; si preferís las librerías físicas, hay ejemplares en Altaïr (Gran Vía 616, Barcelona).


lunes, 3 de abril de 2023

¿Cuántas islas habitan el mar griego? ¿Y cuántas aparecen en mi libro "Por las islas griegas"?

Acabo de revisar y ampliar mi libro "Por las islas griegas" y este me parece un buen poema de presentación. El número de islas griegas es una pregunta que me suelen hacer en mis charlas sobre Grecia, pero el número no es lo más importante, sino poder vivirlas con calma. ¡Será por años, no por islas, las que pueda llegar a conocer! De momento en mi libro aparecen más de 70 y, aunque ya estoy más por repetir que por descubrir, pienso seguir incrementando su número.


¿CUÁNTAS ISLAS HABITAN EL MAR GRIEGO?

Ante un horizonte roto por multitud de islas.

Unos dicen que casi cuatrocientas,
otros creen que superan el millar…
Si aceptas en la cuenta a todo islote
que rompe el horizonte del azul,
yo voto por que pasan de diez mil.

Pero, ¿tiene importacia cuántas son?
Ni se trata de hacer un inventario,
ni está a mi alcance visitarlas todas;
siempre dije que "no será por islas,
sino más bien por años que me queden".

Por las islas griegas. Ricardo Fernández Esteban ©


Respecto a la pregunta inicial, para los que creen que el número es importante: Se dice que hay unas 140 islas habitadas, y en total entre 2.000 y 10.000 según sea el tamaño de lo que se considera isla o escollo en el mar.

Yo, como os he dicho, ya llevo visitadas más de 70 y alguna más caerá. En estos enlaces os hablo de varios viajes en velero. En este navegamos desde Valencia al Dodecaneso griego; en estos otros tres recorrimos el Dodecaneso y en estos dos las Cícladas.

Mi libro "Por las islas griegas", revisado y ampliado en 2023, recoge más de 25 años y más de 70 islas visitadas, con mis anotaciones sobre las playas, restaurantes, hoteles y otros lugares que prefiero. Así esta guía combina sencillos poemas sobre lo visto y sentido con notas sobre mis preferencias. Aquí lo podéis conseguir en Amazon; si preferís las librerías físicas, hay ejemplares en Altaïr (Gran Vía 616, Barcelona).






domingo, 18 de septiembre de 2022

Redescubriendo Kímolos

Estuve en la isla griega de Kímolos unas horas en 2005 y me gustó, pero no volví por la dificultad de encontrar buenas comunicaciones en ferry. Este año, al planear un viaje en velero en junio por el oeste de las cícladas, la puse en la bitácora y tanto me gustó que he repetido una semana en septiembre.

Milos desde la taberna de Kalamitsi en Kímolos

REDESCUBRIENDO KÍMOLOS

Volver a descubrir la isla que olvidé,
más de dieciséis años después del primer viaje
cuando no fue un destino y no tuvo capítulo,
solo fue una excursión en ferry desde Milos,
unas horas de playas en que me encantó Prasa.
Por la dificultad de llegar hasta Kímolos,
quedó como un recuerdo que se desdibujaba.

Cuando mis singladuras del poniente cicládico
la pusieron a tiro, la incluí en la bitácora.
Llegamos navegando, nos bañamos en Prasa,
fondeamos en Rema entre casas de barcos,
subimos al Jorió, donde nunca había estado,
y me gustó su Kastro -con sabor a Folégandros- ,
sus calles y sus bares, su música latina,
y cenar en la plaza, donde vive la gente
entre gritos de niños y charlas de mayores.

Por eso he repetido pocos meses después,
ahora es un destino al que abro capítulo.
Esta semana ha sido redescubrir a Kímolos
que sigue siendo isla de los tiempos pasados
con guiños del presente que fusionan muy bien,
y si algo desafina, como en Prasa la música
o excesivas tumbonas al estilo de Ibiza,
me procuro un antídoto en playas del poniente,
sombras de tamarisco con sones de cigarras;
no os digo sus nombres, descubridlos vosotros.

Siempre ha sido difícil escoger entre cícladas,
pero unas cuantas cartas reinan en la baraja:
la escala de colores de los blancos y azules
donde Kímolos tiene su lugar reservado.


Ricardo Fernández Esteban. Septiembre de 2022 ©


Aunque en la playa de Prasa se haya instalado un beach club sigue siendo un lugar agradable, y con libros a vuestra disposición (como en otros puntos de su Jorió, su único pueblo), además hay muchas otras playas más tranquilas. La isla tiene poco turismo, salvo los diurnos que vienen a pasar unas horas desde Milos, y los no residentes parecen veraneantes o visitantes que no influyen en el entorno. Podéis comer bien en varios restaurantes y en alguna taberna junto al mar, como la de Kalamatsi. No os digo más, lo podéis descubrir si venís. Este es el resumen de la bitácora por las Cícladas (buscad el año 2022) que me hizo redescubrir Kímolos el pasado junio.

El puerto de Psati

La playa de Prasa

Metamórfosos en el Jorió

Ag Spirídon, Kambo, Jorió

Skiadi en el interior

Libros en la playa de Prasa

El fondeadero de Rema

Si estáis interesados en ese entorno griego, en mi libro "Por las islas griegas" , revisado y ampliado en 2023, describo unas 75 islas que he visitado y repetido en los últimos 25 años con anotaciones sobre los lugares que prefiero.


En 2023 he vuelto a Kímolos 2 veces (una escala de un día en un velero y 6 días en septiembre) y he escrito "Luces y sombras aquí en Kímolos" que complementa el poema anterior.

jueves, 11 de agosto de 2022

Soñando con volver al mar Egeo

No hace mucho regresé del Egeo y dentro de poco volveré. Son muchos años por esas islas y mares, pero la ilusión continua y eso es lo que cuenta. No sé qué ni cuánto me deparará el futuro; de momento, como acaba este soneto: mi sueño es poder incrementar el ritmo de los viajes por mi mar.

Opsi. Kárpathos


SOÑANDO CON VOLVER AL MAR EGEO

En estas costas se detiene el mundo
y relajo la vista ante la calma
de un mar sin mástiles de azul profundo
y playas virginales sin un alma.

Un cuarto de mis tres hace que vengo
haciendo de estas islas mi bandera;
aunque he perdido muchas, aún mantengo,
por fortuna, unas cuantas en cartera.

No sé las singladuras que el destino
va a poder ofrecerme todavía.
Ojalá que se alargue este camino
coonvirtiendo el disfrute en poesía;

y que nunca se apague este deseo
de seguir contemplando el mar Egeo.

Ricardo Fernández Esteban ©


Este soneto es uno de los pocos poemas rimados de los muchos que he escrito sobre las islas y mares griegos. De hecho, creo que no hay ninguno en "Por las islas griegas" que resume todos mis viajes en los últimos 25 años; y solo otro soneto en "Islario de pasiones" , libro que trata de las pasiones y las dudas del navegantes entre el camino y el destino, que se titula "Hay tantas islas como amores". Este poema, que se empezó a escribir en las islas, concretamente en Kárpathos, y se ha acabado en el Pirineo (vaya contraste) salió así con estructura de soneto inglés y hay que dejar que los versos se escriban como se sienten.

Este poema lo podría incluir en una nueva edición de esos libros que os he comentado, en "Islario de pasiones" o en uno de los capítulos genéricos de "Por las islas griegas", ya veremos.