El nexo de unión de este libro son las palabras, de ahí su título “La palabra es mágica”, pero eso se podría decir de toda la literatura leída o hablada porque se transmite por palabras. Sin embargo, en estos poemas hay una mayor implicación, ya que la palabra o los conjuntos de palabras son los protagonistas.
El libro tiene tres partes. En la primera, las palabras son más que un medio, son un fin, ya que los poemas se inspiran en una palabra y añaden su definición para evitar dudas. La segunda es “metapoética”, los poemas tratan de poemas, de sus formatos, inspiraciones o de halagos y críticas. La parte final del libro cierra el ciclo y dialoga con mi blog del mismo título, “La palabra es mágica”, y sus 15 años de vida.
A pesar de lo que pueda parecer, este libro no pretende ser técnico sino poético, pero mi concepto poético trasciende de lo lírico y da entrada a otros géneros. Su lema es: “La palabra es mágica porque puede trasformar sonidos en sentimientos”.
Aquí podéis encontrar el libro en Amazon en papel.
Aquí os copio un poema de cada una de las partes del libro.
De "La magia de las palabras"
TÚ
Y cuando digo tú
no es preciso añadir un sustantivo
para identificarte,
basta con un pronombre personal
para que no te asalte ni una duda
de quién se esconde en ese tú poético,
cuando en mi poesía digo: tú.
Tú.
DRAE (Pronombre personal): Formas
de nominativo y vocativo de 2.ª persona singular en masculino y femenino.
De "Metapoesía"
LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ
que guarda del olvido a la memoria
y permite que un texto certifique
si fue verdad, o no, aquella historia.
“Lo dicho, dicho está”, pero es muy breve
el recuerdo que deja la oratoria.
En cambio, lo que escribo nunca es leve,
el negro sobre blanco es duradero,
es comparar la piedra con la nieve
o el flácido cartón con el acero.
Por eso, yo prefiero la escritura;
“lo escrito, escrito está”, os lo asevero,
y serle fiel es cosa de lectura.
EL PRIMER MILLÓN DE VISITAS (V-2021)
Después de once años y un millón de visitas
el patrón de este blog ya se merece
tensar menos los cabos
y dejar que las velas naveguen a su aire.
No quiero abandonar la travesía,
pero busco gozar más del paisaje
sin agobios de fechas, sin premuras,
sin la necesidad de forzar la ceñida
para sumarle millas al cuaderno.
Hace mucho que sé de la falacia
que es tener que elegir,
entre seguir en el camino
o jubilarse en un destino.
No hay un destino sin camino
y el camino no acaba en un destino
mientras puedas seguir
enriqueciéndote de la experiencia
de múltiples caminos y destinos.
Seguiré navegando entre poemas,
me guiará el instinto, intentaré
que los placeres derroten a las prisas,
y aquí tendréis noticia de cada singladura,
por más que es muy posible
que me pierda en fondeos
donde no hay cobertura
y las únicas redes son de pesca.

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