En día de reflexiones
Bitácora poética de Ricardo Fernández Esteban. "La palabra es mágica", porque tiene el poder de transformar sonidos en sentimientos.
miércoles, 20 de diciembre de 2017
Jornada de reflexión ante el 21D en Cataluña
En día de reflexiones
martes, 12 de diciembre de 2017
Poema de Navidad 2017 (reflexiones y deseos)
NAVIDAD 2017 (reflexiones y deseos)
¡Ojala la Navidad
Yo igual peco de cursi en el poema,
pero prefiero condenarme si consigo
un mensaje sencillo y que se entienda,
en vez de crípticas, simbólicas, metáforas
loadas en cenáculos poéticos,
pasto de torres de marfil, que olvidan que los versos
han de ser más que estética.
Por ello, aunque repita cosas que ya escribí,
y yo os contestaré, como otras veces,
que si no fuera utópico
ni sería poeta, ni creería
que los sueños pueden ser realidad.
Ricardo Fernández Esteban ©
jueves, 23 de noviembre de 2017
Monografía de la obra de Manuel Machado.
He publicado hace poco una monografía sobre la vida y obra de Manuel Machado en la web cultural "Las nueve musas". En ella intento situar la vida y obra del poeta en su contexto histórico y social, y sobrevolar sus libros de poemas con ejemplos de cada uno de ellos. Opino que su la obra poética no está debidamente valorada en la actualidad, como consecuencia de la actitud política que tuvo en los últimos años de su vida y la comparación con el ejemplo ético de su hermano Antonio. Aquí tenéis un acceso a esa monografía, y os dejo como anticipo uno de sus poemas.
-soy de la raza mora, vieja amiga del sol-,
que todo lo ganaron y todo lo perdieron.
Tengo el ama de nardo del árabe español.
Mi voluntad se ha muerto una noche de luna
en que era muy hermoso no pensar ni querer...
Mi ideal es tenderme, sin ilusión ninguna...
De cuando en cuando un beso y un nombre de mujer.
En mi alma, hermana de la tarde, no hay contornos...
y la rosa simbólica de mi única pasión
es una flor que nace en tierras ignoradas
y que no tiene aroma, ni forma, ni color.
Besos, ¡pero no darlos! Gloria... ¡la que me deben!
¡Que todo como un aura se venga para mí!
Que las olas me traigan y las olas me lleven
y que jamás me obliguen el camino a elegir.
¡Ambición!, no la tengo. ¡Amor!, no lo he sentido.
No ardí nunca en un fuego de fe ni gratitud.
Un vago afán de arte tuve... Ya lo he perdido
Ni el vicio me seduce, ni adoro la virtud.
De mi alta aristocracia dudar jamás se pudo.
No se ganan, se heredan elegancia y blasón...
Pero el lema de casa, el mote del escudo,
es una nube vaga que eclipsa un vano sol.
Nada os pido. Ni os amo ni os odio. Con dejarme
lo que hago por vosotros hacer podéis por mí...
¡Que la vida se tome la pena de matarme,
ya que yo no me tomo la pena de vivir!...
Mi voluntad se ha muerto una noche de luna
en que era muy hermoso no pensar ni querer...
De cuando en cuando un beso, sin ilusión ninguna.
¡El beso generoso que no he de devolver!
Manuel Machado. Alma (1902)
martes, 21 de noviembre de 2017
Lefkes, en mitad del Egeo
Desde la terraza me pongo a escribir,
las cosas que veo, las cosas que siento.
Abajo, hacia el valle, la torre de mármol,
blanco sobre verde, fondo de cipreses;
en lo alto la iglesia sobre la colina,
esa inmensa iglesia de mármol rosado,
junto al cementerio, que cae por el bosque
sembrando de rostros la paz de los muertos.
Paisajes de Lefkes, paisajes del mármol.
Completando el cuadro, un pueblo de blanco
con el arco iris que alumbran sus flores,
antiguos oficios viviendo en sus calles
y ese azul tan griego pintado en sus puertas.
Tañe la campana que anuncia la noche
y Naxos al fondo, detrás del canal,
enciende sus luces, perfila su costa;
ausente la luna, que esta noche libra,
no hay puentes de plata que crucen la mar.
Sin puentes ni luna me he puesto a escribir,
ojalá consiga con mi verso pobre
decir lo que siento, lo que ven mis ojos
al recorrer islas de mi mar Egeo.
Ricardo Fernández Esteban, 2001 ©
Desgraciadamente, Lefkes ha cambiado en estos años y los antiguos oficios han sido substituido por negocios más turísticos, pero sus callejuelas y plazas siguen manteniendo su atractivo. Aquí tenéis unas fotos de Lefkes, y tenéis que recordar que el original siempre supera a la copia.
lunes, 6 de noviembre de 2017
José Mª Blanco-White
¿Adónde te hallaré, Ser Infinito?
¿En la más alta esfera? ¿En el profundo
abismo de la mar? ¿Llenas el mundo
o en especial un cielo favorito?
"¿Quieres saber, mortal, en dónde habito?",
dice una voz interna. "Aunque difundo
mi ser y en vida el universo inundo,
mi sagrario es un pecho sin delito.
Cesa, mortal, de fatigarte en vano
tras rumores de error y de impostura,
ni pongas tu virtud en rito externo;
no abuses de los dones de mi mano,
no esperes cielo para un alma impura
ni para el pensar libre fuego eterno".
José Mª Blanco-White
Y por último unas SEGUIDILLAS
Me dicen que los ecos
de mis canciones
pondrán luego a mis plantas
mil corazones.
No quiera el cielo
tengan en mí sus dones
tan vil empleo.
No quiero aduladores:
la ambición mía
es propagar la llama
que en mí respira.
Llantos no quiero.
Valor, virtud, franqueza,
ganen mi pecho.
Denme de la hermosura
ser el modelo,
y el que salve mi patria
me tendrá en premio.
Pues nada valgo,
mi amor será de un héroe
imaginario.
José Mª Blanco-White (Octubre de 1839)
Visor publicó en 1995 su obra poética completa, pero no sé si aún está disponible o ya está destalogada. Otra antología antigua es la que publicó Labor en edición de Vicente Llorens en 1971 que contiene un capítulo dedicado a su poesía. Respecto al estudio de toda su obra, el mejor libro que conozco es de Fernándo Durán López publicado por la Fundación J. M. Lara.
domingo, 22 de octubre de 2017
Rodrigo Olay
En la orilla, ante ti, se postra el mar
mientras vuelves despacio. En tu piel grita
un perlado sabor que exacto excita
el rítmico dolor de ver andar
tus músculos precisos. Arde, tenso,
tu bañador finísimo, mojado.
Como un sueño, te tumbas a mi lado
esperando con ímpetu el intenso
momento en que la playa vaya lenta-
mente entonces quedándose vacía
y un dorado temblor de arena y viento
esconda en su calor la geometría
secreta de la música violenta
de un cuerpo de dos cuerpos sin aliento.
Rodrigo Olay (de "Cerrar los ojos para verte")
El programa es sencillo
y a la vez exigente.
Tanto, incluso,
que solo a algunos pocos les será
dado alcanzar cumplirlo
un puñado de veces en una vida entera.
Para muchos será imposible, a secas.
Yo no sé si lo habré logrado aún
ni si lo haré algún día.
Se trata de poder reconocer
cómo cada poema que en ti ocurra
merece o no merece ser escrito.
La regla es infalible, pero cruel.
Un poema es un poema
si puede acompañar –si recordarse–
a quien sabe que ya es breve su tiempo.
Si pudieran tus versos ser los últimos.
En la Odisea, Homero nos descubre
la imprevista existencia de una planta
que en las manos precisas es capaz
de dar un jugo antiguo con que puede
adormecerse la melancolía.
Es la planta Nephentes. El olvido
cuya infusión bebía cada luna
Helena, la de los hermosos pechos,
herida de nostalgia para siempre.
Dónde estará esta noche ese licor.
Rodrigo Olay (de "La Víspera")
A través de este enlace podréis descargaros su primer poemario entero "Cerrar los ojos para verte" y acceder a 8 poemas del segundo "La víspera". También os dejo dos reseñas sobre ese segundo libro, una de Martín López-Vega y otra de José Luis García Martín.
La realización de esta entrada me ha permitido mantener una breve correspondencia con el autor sobre dos pequeños aspectos de este soneto.
Este tema, de si se puede mantener la sinalefa cuando hay un signo de puntuación intermedio, creo que está poco desarrollado en los manuales de métrica y que depende de si ese signo de puntuación obliga a una pausa, o no, para mantener el sentido del texto. En mi tratado "Métrica poética del español" trato este asunto con más profundidad.
El segundo aspecto es sobre el adverbio "entonces" del verso 10º. A mí me parecía mal situado o innecesario, y colocado para cuadrar métrica y rima, ya que está pospuesto a otro adverbio "lentamente" y en mi criterio el orden lógico sería el contrario "entonces, lentamente". Otra posibilidad sería suprimir el "entonces" y para cuadrar la métrica sustituirlo por un "por fin," que añadiría cierta impaciencia lógica por estar solos en la playa.
Adenda de marzo de 2021
Rodrigo Olay ha publicado el pasado año su tercer libro de poemas "Saltar la hoguera". Aquí tenéis una reseña del mismo y uno de sus poemas:
QUE EL VIENTO SOPLE SIEMPRE A NUESTRA ESPALDA
Aunque duela la noche, aunque estés lejos,
aunque fuera que sí lo que temía,
aunque qué pronto nos haremos viejos,
que dure la alegría.
Aunque el adiós le ponga sitio al hoy,
aunque estemos más solos cada día,
aunque dude quién soy y a dónde voy,
que dure la alegría.
Aunque olvidemos dónde regresar,
aunque me lama la melancolía,
aunque nos quede tanto que llorar,
que dure la alegría.
Porque si estoy contigo, sigo vivo,
porque puedo querer lo que quería,
porque no importa nada lo que escribo,
que dure esta alegría.
Rodrigo Olay (de Saltar la hoguera)
domingo, 8 de octubre de 2017
Yo no quiero vencer, yo quiero convencer
Ricardo Fernández Esteban ©
Asistí a otra gran manifestación en Barcelona el 26 de agosto con el lema de "No tinc por (No tenngo miedo)". Era contra el terrorismo, pero por desgracia muchos manifestantes la aprovecharon para sus intereses particulares e insultar a quienes hemos elegido democráticamente. Hoy, por suerte, no ha sido así.
Un mucho de amor... |
...y un poco de humor |
domingo, 24 de septiembre de 2017
Antonio Cabrera
El invierno se fue. ¿Qué habré perdido?
¿Qué desapareció, con él, de mi conciencia?
(Esta preocupación -seguramente absurda-
por conocer aquello que nos huye,
me obliga a convertir el aire frío
en pensado cristal sobre mi piel pensada,
y a convertir la gloria entristecida
de los húmedos días invernales
en la imposible luz que su concepto irradia;
esta preocupación, en fin, tiene la culpa
-y qué confuso y dulce me parece-
de que duerman en mí los árboles dormidos.)
El invierno se fue, pero nada se lleva.
Me queda siempre la estación perpetua:
mi mente repetida y sola.
Está junto a una fuente. No es secreto.
Un barranco con zarzas, con aliagas,
con rosales silvestres, con adelfas.
Es un espacio donde el tiempo esculpe
un bronce vegetal exacto y limpio.
A ese lugar retornan por abril
los ruiseñores, y abren de inmediato
en la floresta su diálogo nocturno
sobre intactas verdades misteriosas,
en un idioma lleno de razones
que son un raro compromiso y son
al mismo tiempo hipnosis y soberbia.
No he vuelto a ese lugar. Lo guardé un día
en el firme paisaje de mi mente
donde el cielo pensado está cubriendo
la misma luz difícil, el prodigio
de la fidelidad que lo impalpable
a veces establece con lo grávido,
con lo real, con lo que el aire mueve.
Allí también puedo escuchar el canto,
la conjetura ardiente que medito.