Se acercan los tiempos navideños y con ellos el poema que cada año envío a amigos y conocidos. Como siempre es crítico, pero también constructivo y este año no puede olvidar los duros momentos que atraviesa mi país. Quizá peque de cursi (mejor de eso que de críptico), u otros dirán que de utópico, pero que nos quedaría si descartásemos la esperanza por difícil que sea.
NAVIDAD
2017 (reflexiones y deseos)
¡Ojala la Navidad
una al país fracturado,
pues no hay un pueblo soñado
sino que hay humanidad
Se acerca
el fin de un año, y poco antes
llega la
Navidad que es una excusa
para que
cada cual le saque punta
al lápiz
de sus sueños.
Yo igual peco de cursi en el poema,
pero prefiero condenarme si consigo
un mensaje sencillo y que se entienda,
en vez de crípticas, simbólicas, metáforas
loadas en cenáculos poéticos,
pasto de torres de marfil, que olvidan que los versos
han de ser más que estética.
Por ello, aunque repita cosas que ya escribí,
aprovecho otra vez para ser crítico,
pero críticamente constructivo:
¿de qué me
serviría derribar los lugares
donde
habitan falacias y rencores
si no ofreciese
a cambio alternativas?
Nunca es
bueno asolar porque de un campo yermo
muy poco
se cosecha, sólo odio,
hay que
plantar cimientos, urdir complicidades,
convertir
la utopía en un camino
en que no
haya enemigos, y los pueblos
dejen de
ser “supremacistas”, aceptando
que la
diversidad siempre engrandece.
El año ha
sido duro en mi país
la
fractura social es cada vez mayor,
los hechos
ya no importan cuando rige la fe,
cuando los
falsos líderes del peor populismo
no buscan
convencer a los demás, sino a los suyos,
y los
debates son monólogos de sordos.
Es cierto
que yo tengo mis propias opiniones
y al ver
la hipocresía en los debates
soy más
feliz con quien me lleva
hacia mi
espacio de confort,
pero hay
que predicar con el ejemplo
y “hoy no
toca” quedarme únicamente con lo mío
hoy toca
ser pontífice,
mas no de
los que sólo pontifican
sino de
quienes saben tender puentes.
Hay que
buscar complicidades,
atraer al
contrario
—que nunca
debe ser considerado un enemigo—
mostrando lo
falaz, pura mentira,
por mucho
que la llamen “posverdad” y disfracen de cierta,
al ensalzar "supremacismos" que desunen.
Poco
futuro tiene un pueblo
partido en
dos mitades,
pero menos
futuro deberían tener
quienes
buscan ahondar las diferencias
y hacen del
odio su razón.
¿Qué quieren realmente conseguir?,
nunca se
vence de verdad
si antes
no se convence
y la mejor
victoria es la que une
haciendo
que se olviden los nombres de los bandos.
Ya que
empecé estos versos
hablando
de las fiestas navideñas,
y en otros
años critiqué su consumismo,
dejadme
que rescate de su perdido espíritu
de paz y
de bondad, sólo un deseo:
el único
regalo que he pedido estas fiestas
es que
mi pueblo olvide las fracturas
e intente
caminar unido.
Volveréis a decirme que eso es pura utopía
y yo os contestaré, como otras veces,
que si no fuera utópico
ni sería poeta, ni creería
que los sueños pueden ser realidad.
Ricardo Fernández Esteban ©
Por mucho que critique la Navidad y la pérdida de su espíritu de paz y concordia (si es que alguna vez lo tuvo) fagocitado por el consumismo, no puedo dejar de reconocer que estos días de fiesta sirven para compartir con familia y amigos, sea de forma real o virtual, vivencias, deseos y recuerdos entrañables. ¡Brindemos para que os sean muy felices estas fiestas y para que el año próximo nuestros utópicos deseos puedan ser realidad!
Brindemos por nosotros, por la gente querida,
por familia y amigos, por los que ya no están,
por los desconocidos, por los que tanto dan
y porque la utopía mejore nuestra vida.
Un fuerte abrazo