Tranquilos no hay peligro, este virus sólo infecta al alma, o sea que los no poéticamente creyentes estáis a salvo, vosotros os lo perdéis. El resto, debéis exponeros rápidamente al contagio, no sea que inventen el antídoto y la cursilería y el oropel barato vuelvan a reinar en los cenáculos poéticos.
¡PELIGRO! LA POESÍA PURA RESURGE DEL OLVIDO
Vino primero pura,
vestida de inocencia; (... /...)
Y se quitó la túnica,
y apareció desnuda toda…
¡Oh pasión de mi vida, poesía
desnuda, mía para siempre!
vestida de inocencia; (... /...)
Y se quitó la túnica,
y apareció desnuda toda…
¡Oh pasión de mi vida, poesía
desnuda, mía para siempre!
Juan Ramón Jiménez
La versopolicía ha sido acuartelada.
¡Peligro!, una cepa de poesía pura
resurgió del olvido y contagia al leerla.
Han puesto en cuarentena todos sus poemarios
y preparan hogueras, por si acaso prosigue
la infección y resisten los versos el exilio.
No saben
que aunque quemen los libros de poemas
o tachen
las palabras que les suenen sencillas no podrán extinguir esa antigua epidemia.
Resulta que, por fin, después de su destierro
de años en catacumbas, de lecturas ocultas,
resurge con más fuerza y no conoce antídoto.
Ojalá que muy pronto nos infecte ese virus
que se ceba en lo cursi y pudre el oropel.
Bendita enfermedad la de esa poesía
combatida por falsos poetas que prefieren
el boato y halago a la palabra mágica,
la que llega desnuda como toda pasión.
Ricardo Fernández Esteban ©
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