Juan Carlos I abdicó en junio de 2014, cuando se escribió este poema que recogía las luces y las muchas sombras de su reinado (sobre todo de la última parte). Cuando reescribo esta nota en 2023, las sombras han nublado aún más su reinado y el exrey ha tenido que abandonar la vida pública y exiliarse en los Emiratos Árabes. De momento, el hijo lo está haciendo mucho mejor que el padre, lo que ha hecho que disminuya mi republicanismo, aunque sigo sin confiar en una institución que depende de óvulos y espermatozoides más que de la elección del pueblo. Este es el poema que le dediqué:
DON JUAN CARLOS HA ABDICADO (repasemos su reinado)
Juan Carlos ha abdicado y ya era hora,
que en los últimos años, por desgracia,
la corona ciñó sin eficacia
y el pueblo a este monarca no lo añora.
La historia puede ser inquisidora,
pero el Juanca ganó desafección
al ser el rey de la equivocación:
No controló al Urdanga de la infanta,
se fue a cazar de extrangis la elefanta
y por Corina tuvo un tropezón
cuando intentaba darle un revolcón.
Respecto al otro yerno, más desastre,
por los excesos del Marichalar
tuvo que a su hija Elena divorciar
porque sólo era bueno como sastre.
También el heredero lleva lastre,
preparado y amante del deporte,
le prohibió rubia Eva por el norte
y aquí, a la aristócrata mayor,
dijo: en bodas reales no hay amor;
conclusión, divorciada de consorte
y un montón de plebeyos en la corte.
que en los últimos años, por desgracia,
la corona ciñó sin eficacia
y el pueblo a este monarca no lo añora.
La historia puede ser inquisidora,
pero el Juanca ganó desafección
al ser el rey de la equivocación:
No controló al Urdanga de la infanta,
se fue a cazar de extrangis la elefanta
y por Corina tuvo un tropezón
cuando intentaba darle un revolcón.
Respecto al otro yerno, más desastre,
por los excesos del Marichalar
tuvo que a su hija Elena divorciar
porque sólo era bueno como sastre.
También el heredero lleva lastre,
preparado y amante del deporte,
le prohibió rubia Eva por el norte
y aquí, a la aristócrata mayor,
dijo: en bodas reales no hay amor;
conclusión, divorciada de consorte
y un montón de plebeyos en la corte.
Lo del veintitrés efe no está claro,
—unos dicen que no y otros que sí—,
tampoco si ha ganado un potosí,
pero al no tener pruebas no disparo.
Lo que si tengo claro y os aclaro
es que nunca he creído en dinastías
—un asunto obsoleto en estos días—,
y, para dirigir la cosa pública,
prefiero que instauremos la república
y nos dejemos de melancolías
—unos dicen que no y otros que sí—,
tampoco si ha ganado un potosí,
pero al no tener pruebas no disparo.
Lo que si tengo claro y os aclaro
es que nunca he creído en dinastías
—un asunto obsoleto en estos días—,
y, para dirigir la cosa pública,
prefiero que instauremos la república
y nos dejemos de melancolías
al recordar sus viejas correrías.
Ricardo Fernández Esteban ©
Ricardo Fernández Esteban ©
Estos versos tuvieron un colorario pocos días después (15.6.14): La abdicación se ha solucionado en un
plis-plas, todos o casi todos nuestros representantes, prietas las filas, votan
por la continuidad.
Todo tiene corolario
—y más en las monarquías—
y al cabo de pocos días
hay un cambio hereditario:
Pues pronto coronación,
porque ha rey muerto rey puesto,
y hay que tener otro presto
de su misma condición.
¿Y qué hay de la opinión
del pueblo que es soberano?
Pues nada que está lejano
el que podamos votar,
y otro rey nos va a reinar
antes que llegue el verano.
porque ha rey muerto rey puesto,
y hay que tener otro presto
de su misma condición.
¿Y qué hay de la opinión
del pueblo que es soberano?
Pues nada que está lejano
el que podamos votar,
y otro rey nos va a reinar
antes que llegue el verano.
Por si queréis leer más sátiras mías ético-políticas, os dirijo a una página donde están recopiladas entre ellas la que dediqué al exrey en 2020 "Príncipe, rey, emérito y demérito" en que sobre vuelo su vida.
El primer poema de esta entrada está formado por undécimas u oncenas de once versos endecasílabos, en las que he seguido la disposición rimática de las décimas y espinelas con un verso undécimo en pareado con el décimo. El segundo de versos octosílabos está formado por una redondilla y una clásica espinela. Si
estáis interesados en saber más de Métrica,
o sea de los principios y porqués de esa armonía versal que distingue al poema
de la prosa, podéis consultar mi tratado "Métrica
poética del idioma español" que los explica de una forma sencilla, pero
rigurosa. Aquí os dejo una sinopsis del libro.