
Comencemos con un poema de su penúltimo libro Poeta en diwan, publicado en el 2004 donde nos habla del transcurso del tiempo en su poética.
CONFIDENCIA
Soy consciente del tono cuaresmal
de estos
versos: ya no hay lujo,
ni vuelo de
metáforas, ni riesgo.
Es muy
amortiguada poesía de vejez:
lo más
seguro
es que
valgan bien poco.
A ellos me
entrego con aplicación
de artesano
maníaco,
al amparo
del porche,
en un pueblo
pongamos que con mar.
Acaso de
maestro guitarrero,
probando sus
maderas y barnices,
afinando las
cuerdas,
dándole
brillo al traste.
si el compás se conserva (y la cadencia)
y una mano amigable,
al final, y con todo, me los toma.
Antonio Martínez Sarrión. Poeta en diwan (2004)
Y ahora saltemos hacia atrás hasta su poemario El centro inaccesible
ARRIBADA
¿Quién habla
de una fácil travesía?
Las noches
se poblaban de sirenas,
de cuartos
donde ardía la revuelta,
de exilios
que a tu cuerpo devastaron.
Mi amor
fuerte, mi amor loco y profético
con vestidos
que el puro azar cosía
y que eran
desflecados por la bruma
entre las
carcajadas repulsivas
de una
Europa siniestra y satisfecha.
Son muchos
los agravios, risueña. Pero algo
desatado y
veloz, a mí te trajo a flote,
indemne,
victoriosa, con el floral tesoro
de tu
ternura oceánica, de tus ojos de miel.
Y en la
tranquila tarde de este día de mayo
cruzas
serenamente por tu sueño y yo velo,
mientras
pasan los lentos veleros de la música,
tu tos de
fumadora y tu jersey grandón.
Antonio Martínez Sarrión. El centro inaccesible (1981)