A veces se recuerda más a Carlos Barral (Barcelona, 1928 - 1989) como implulsor y editor de la mítica editorial Seix-Barral que como poeta, cuando él fue uno de las grandes representantes de la generación poética barcelonesa de los años cincuenta, junto con Gil de Biedma, José Agustín Goytisolo, Gabriel Ferrater, entre otros. Para profundizar en su obra os recomiendo su Poesía Completa, recopilada y prologada por Carme Riera y editada por Lumen.
Y TÚ AMOR MÍO....
Y tú amor
mío, ¿agradeces conmigo
las
generosas ocasiones que la mar nos deparaba de estar juntos? ¿Tú te acuerdas,
casi en el tacto, como yo,
de la caricia intranquila entre dos maniobras,
del temblor de tus pechos
en la camisa abierta cara al viento?
Y de las
tardes sosegadas,
cuando la
vela débil como un moribundo nos devolvía a casa muy despacio...
Éramos como huéspedes de la libertad,
tal vez demasiado hermosa.
El azul de
la tarde,
las húmedas
violetas que oscurecían el aire se abrían
y volvían a cerrarse tras nosotros
como la puerta de una habitación
por la que no nos hubiéramos
atrevido a preguntar.
Y casi
nos bastaba un ligero contacto,
un distraído cogerte por los hombros
y sentir tu cabeza abandonada,
mientras alrededor se hacía triste
y allá en tierra, en la penumbra
parpadeaban las primeras luces.
Carlos Barral. Diecinueve figuras de mi historia civil (1961)
Gil de Biedma, Goytisolo, Barral y Castellet |
En este enlace encontraréis una recopilación de sus poemas en A media voz. Aquí hay un extracto de una magnífica entrevista que le hizo Joaquín Soler Serrano en 1976 su programa de TV "A fondo". Os dejo con otro de sus poemas, que también hace referencia al mar, su gran pasión que tanto disfrutó en sus estancias en la costa de Calafell.
Haberlo vivamente deseado y verlas
pisar el agua que la luna enturbia
y estarlas a mirar; los cuerpos blancos
romper la sombra del metal luciente
-desnudo universal, desnudo hasta la muerte-
y quedarse indeciso, en pie, en lo oscuro,
como un viejo marino sospechando un tiempo
súbitamente aventuroso, y, luego,
olvidando los restos de la cena triste
con guitarra y golletes salivosos,
entrar a carga de animal entero
llamado por el agua o por los cuerpos.
Corre hasta el filo castrador del frío,
agua como de espadas.
Las estatuas
se ablandan entre risas, en la espuma.
Carlos Barral. Figuración del tiempo
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