martes, 25 de octubre de 2016

Jugar con fuego

Mis poemas no suelen ser metafísicos, pero permitidme este divertimento que querría tratar racionalmente algo muy difícil de comprender: El origen del Universo y la ausencia previa del tiempo. De la fe, como no se razona, cada uno con la suya, y del futuro pienso que lo tenemos mal.


JUGAR CON FUEGO

A este mundo le quedan pocos telediarios.
Y si digo que pocos puedo decir cien mil
que en la práctica es nada si lo comparas con
la edad del universo, nacido en un “big bang”
por mor de la materia que, aburrida sin tiempo,
puso en marcha este juego.

Su par, la antimateria, le advirtió del peligro:
“Ojo con la energía, crearás los infiernos
y más cuando colocas al frente del negocio
a un dios sin experiencia, escogido al tuntún,
con las mejores cartas que no sabrá jugar,
le falta habilidad.”

A esta energía en el tiempo —que todo modifica—
llámale evolución, o capricho de un dios
por observar el cambio que no existe en la nada.
¿Si no hay tiempo qué hay? Si no lo hay, lo hay todo;
si no hay tiempo no hay fin ni siquiera principio,
porque ya nada es físico.

Ese juego de riesgo se le fue de las manos,
explosión de galaxias, condensación de estrellas,
planetas, lunas, gases, los sistemas solares,
y lo que cambió todo, cuando por simple azar
apareció la vida y con ella la muerte
que la lleva de huésped.

Al principio se mata por mera subsistencia
pero luego se sigue por busca de poder,
por odio o por venganza. Es la contradicción
que llevará al principio, cuando el experimento
se agote por sí mismo y a los antagonistas
se les muera la vida.

¿Cuánto falta?, no mucho y si se tiene suerte
quedarán unas brasas, briznas de lo anterior,
que podrán retomar ese juego macabro:
bacterias, fotosíntesis, la evolución maldita
que conduce al inicio. ¿Dije suerte...?, desgracia
debería llamarla.

¿Y qué haces tú, materia?, ¿te divierte este juego?,
¿extinguirás el tiempo o cambiarás al dios
que jugó mal las cartas, llevando todo ases?
Por una vez te rezo y pido para el mundo,
desde mi finitud de agnóstico leal,
otra oportunidad.


Ricardo Fernández Esteban ©


Se dice que no es bueno explicar los poemas, pero yo creo que a veces no viene mal, pero no como prólogo sino como epílogo. Bueno, más que explicarlo os enlazo con un minirrelato que escribí, Juego macabro, que fue donde se inspiró este poema. 

Y ya que hablo de ese minirrelato, os recuerdo que pertenece a mi libro Cuentas de cuentos, que a través de ese enlace informativo podéis adquirir el papel o en digital. Este es el vídeo de promoción


Y éste es el libro.




Nota métrica sobre el poema: Para los interesados en la estructura métrica este poema esta formado por estrofas de seis versos en que los cinco primeros son alejandrinos (7+7 sílabas) y el sexto es un heptasílabo que rima en asonante con el quinto. No hay más asonancias dentro de cada estrofa. Los versos alejandrinos son útiles para exponer relatos, ya que no implican estructuras rítmicas difíciles. 

Si os interesan las estructuras métricas de los poemas, que es lo que les da la armonía que los distingue de la prosa, podéis consultar mi libro "Métrica poética del idioma español" que he revisado y ampliado en diciembre de 2023. Este libro interesa tanto a los autores de poemas como a los lectores y permite conocer las estructuras de las distintas armonías versales, o de su ausencia en el verso libre ya que "para saltarse las normas es preciso conocerlas previamente, si no queremos que el salto sea al vacío".



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