Ayer cayó un avión en el que viajaba un buen amigo. Estos pobres versos se enriquecen al recordarlo. A uno le gustaría poder hacer mucho más que escribir un
soneto en recuerdo de quien siempre le pareció una persona ética y excelente,
de quien aprendió mucho y de quien siempre quiso aprender más. A uno le gustaría
ponerle alas de pájaro a ese avión. Estés donde estés, descansa en paz Rogelio.
A ROGELIO OFICIALDEGUI, IN MEMORIAM
Siempre
llega la muerte tras la vida,
pero a
veces nos roba de repente
sin
dejarnos siquiera despedida,
desvelando lo duro del presente.
Rogelio,
buen amigo, quién pudiera
ponerle
alas de pájaro a ese avión,
no dejar
que cruzases la frontera,
volver a
oír tu voz y tu razón.
Nos queda
tu nobleza, tu bondad,
esa fina
ironía, esa prestancia;
buscando
mitigar la soledad,
queriendo
hacer cercana la distancia.
Lo que nos
queda es mucho, compañero,
el
recuerdo de todo un caballero.
Ricardo Fernández Esteban
Rogelio Oficialdegui viajaba en el vuelo de Germanwigs de Barcelona a Düsseldorf el 24 de marzo de 2015. El copiloto del avión se encerró en la cabina y lo estrello deliberadamente contra las montañas de los Alpes muriendo las 150 personas que viajaban a bordo. Todos los accidentes y las muertes que conllevan son terribles, pero éste además da mucho que pensar sobre la razón y la sinrazón humana.
Aquí (a partir de 1':38'' de este vídeo) me tenéis recitando este poema con unas palabras que nunca hubiera querido pronunciar.
Aquí (a partir de 1':38'' de este vídeo) me tenéis recitando este poema con unas palabras que nunca hubiera querido pronunciar.