La poesía amorosa de los "siglos de oro" precisa una descodificación para poder profundizar en el sentido de su contenido. Sirva como ejemplo el Soneto XII de Garcilaso de la Vega. Cuento con la ayuda de apuntes tomados de la profesora Rosa Navarro para descifrarlo y comentarlo. Garcilaso, amigo de Boscán que introdujo el soneto italiano en España, fue quien primero dominó esta nueva forma de versificar en endecasílabos.
Si para refrenar este deseo
loco, imposible, vano, temeroso
y guarecer de un mal tan peligroso,
que es darme a entender lo que no creo,
no me aprovecha verme cual me veo,
o muy aventurado o muy medroso,
en tanta confusión que nunca oso
fiar el mal de mí que lo poseo,
¿qué me ha de aprovechar ver la pintura
d'aquel que con las alas derretidas,
cayendo, fama y nombre al mar ha dado,
y la del que su fuego y su locura
llora entre aquellas plantas conocidas,
apenas en el agua resfrïado?
Garcilaso de la Vega (hacia1534)
El poema muestra el clásico "argumento de amor" a partir del "yo poético" (una máscara enamorada, no el sentimiento real de quien escribe) y de "su dama" (siempre bella, cruel y desdeñosa con su enamorado); y contiene dos alusiones mitológicas para refrendar esa crueldad y desdeño.
Los cuartetos reflejan el estado anímico del "yo poético" enamorado, que no puede refrenarse ni guarecerse ante la confusión que le produce su deseo amoroso, y no se atreve a confiar a sí mismo su mal de amores.
Los tercetos citan ejemplos de males que el sol (la dama y su luz) le puede causar. El primero, "Ícaro" cuyas alas de cera se derritieron al acercarse demasiado al sol (desestimando los consejos de su padre "Dédalo"), lo que ocasionó su caída y muerte en el mar. El segundo, "Faetón" que consiguió que su padre "Febo" (Apolo) le dejase conducir la cuádriga del sol, y al desoír sus consejos de prudencia, provocó tal desastre que tuvo que ser fulminado por el rayo de Zeus, cayendo al río Erídano donde le velan eternamente sus hermanas (las Helíades) convertidas en álamos.
La caída de Ícaro. J.P Gowy |
La caída de Faetón. Jack van Eyck |
Este soneto es una buena muestra de ese "argumento de amor" que impregnó la poesía de los siglos de oro, pero que no debe confundirnos; el poeta suele ser un gran ficcionador, que se deja llevar por el placer estético y no refleja vivencias personales. Hay ejemplos contrarios (sobre todo a partir del romanticismo) aunque nunca debemos fiarnos del todo, porque amparado en sus licencias el poeta puede jugar en cada momento a la carta que más le interese.
En esta entrada del blog, Garcilaso, Quevedo y dos poetas actuales Clementson y Bascuñana, recrean el mito de Apolo y Dafne
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Continuando con Garcilaso, su Soneto V (en el que, para llevar la contraria, no aparece ni el desdeño ni la crueldad de la dama) en la preciosa voz de Andrea Navas. Este enlace proviene del blog Sumando voces, de Enrique Gracia Trinidad y Andrea Navas, que os recomiendo visitar y donde encontraréis poesía, teatro y mucho más...
Para profundizar en la obra de Garcilaso os recomiendo su "Poesía Completa", editada en Austral por Juan Francisco Alcina, y para conocer de forma sencilla e instructiva la mitología clasica: "Mitos del mundo clásico" (versión libre de las Metamorfosis de Ovidio) de Rosa Navarro, publicada en Alianza Editorial.
Aquí tenéis unos enlaces a su vida y obra: La web de Garcilaso y su entrada en la Biblioteca virtual Miguel de Cervantes.
Aquí tenéis unos enlaces a su vida y obra: La web de Garcilaso y su entrada en la Biblioteca virtual Miguel de Cervantes.