He cogido al azar de mi biblioteca un poemario de José Agustín Goytisolo (Barcelona 1928- 1999) "Las horas quemadas" , que creo que fue el útimo que publicó en 1996, y abriéndolo al azar ha aparecido este poema del capítulo "Primeras imágenes". A veces hay que dejarse llevar por los impulsos y a mí me ha enganchado esta sencilla historia con alma de western y ensoñaciones infantiles.
PEPITO TEMPERAMENTO
Él cruzaba la calle polvorienta.
Dos pistolas al cinto: de los reyes.
Apartando caballos subió al porche.
Un empujón: las puertas de vaivén
se cerraban tras él. Se hizo el silencio
y le dejaron paso. Las mujeres
-siempre eran rubias- ya le sonreían
desde sus taburetes. No hizo caso.
Avanzó lentamente hasta la barra
y el encargado preguntó ¿que sirvo?
Alzó los ojos; dijo lo de siempre.
Y le sirvieron leche con cacao
que se bebió de un trago antes de irse.
Al despertar el cinto y las pistolas
pendían del respaldo de la cama.
Las horas quemadas (1996). José Agustín Goytisolo
Muchos lo descubrimos a través de Paco Ibañez y sus Palabras para Julia. Además, aquí las tenéis recitadas por Goytisolo
En el portal "A media voz" encontraréis un amplio compendio de su poesía y en "Atlas de poesía" datos biográficos y más poemas. Y para despedirnos su
OFICIO DE POETA
OFICIO DE POETA
Contemplar las palabras
sobre el papel escritas,
medirlas, sopesar
su cuerpo en el conjunto
del poema, y después,
igual que un artesano,
separarse a mirar
cómo la luz emerge
de la sutil textura.
Así es el viejo oficio
del poeta, que comienza
en la idea, en el soplo
sobre el polvo infinito
de la memoria, sobre
la experiencia vivida,
la historia, los deseos,
las pasiones del hombre.
La materia del canto
nos lo ha ofrecido el pueblo
con su voz. Devolvamos
las palabras reunidas
a su auténtico dueño.
José Agustín Goytisolo
1 comentario:
Una maravilla volver a recordar a este maestro. Felicidades Ricardo
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