sábado, 2 de febrero de 2013

Donde hay hijo no hay amante

Un poema no tiene que ser siempre lírico, ni buscar en lo más profundo lo que desgarra el alma al autor. La poesía puede acoger en su seno a todos los géneros y suma más que resta mientras no dé gato por liebre o caiga en la cursilería o la pedantería. Este soneto, entre humorístico y satírico, intenta acercarse a la vida real buscado sonrisas o complicidades y no pretende dar doctrina, sino solo constatar que "Donde hay hijo no hay amante".



DONDE HAY HIJO NO HAY AMANTE

Una madre lo es por encima de todo,
y antes hace de chófer que busca su acomodo.

Aunque no te lo creas eres mi poesía,
aunque siempre critiques que todo sea ficción,
aunque me recrimines ausencia de emoción,
aunque no reconozcas que por ti cada día


hasta lo que no tengo al diablo vendería,
si así me asegurase conseguir tu pasión.
Si hasta has visto que admito que me des un plantón,
porque tú antes que amante eres madre que haría

por un hijo mimado, que ha perdido el carné,
cualquier cosa que pida por mucho que me digas
que ya es hora que el niño se las arregle solo.

Por eso, no me engañes, tú sabes que yo sé
que tus prioridades, por las que te prodigas,
son sangre de tu sangre, es ese pipiolo;

y a mí sólo me queda el protocolo
de pedirte otro turno que siente precedente,
pues "ser cortés no quita dejar de ser valiente”.


Ricardo Fernández Esteban ©


Adenda de marzo de 2023: Aquí tenéis más información de mi libro "Pensando en ti y en vosotras" que acabo de publicar e incluye este soneto. El libro está disponible en Amazon en papel y digital. Si lo leéis me gustaría recibir vuestros comentarios; un libro debería ser un camino de comunicación entre autor y lector. 




2 comentarios:

Jesus Pardo dijo...

Bien Ricardo! Podrías añadirle a esa madre preferente, aquello de :

Y tu al perpetuarte, perpetuarás también
Con todos tus ancestros, al que suscribe. Amén

UN abrazo

Fernando Rodríguez Badimón dijo...

Amante rima con importante.
Hijo, con acertijo.

«hasta admito que me des un plantón»
Sólo uno. Otro más y… «addio e non più ciao».

Mejor no especificar el límite:
«incluso admito que me des plantón»