Gavrí Akhenazi escritor israelita nacido en Argentina (Córdoba, 1956) es una persona polifacética: Profesor de Historia, Licenciado en Ciencias de la Educación
y Militar, ha participado como voluntario en numerosas misiones humanitarias sobre todo en el África subsahariana. Él, literariamente hablando, se considera prosista, pero es un buen poeta como veréis por sus textos. Además, es uno de los impulsores del portal poético Ultraversal, que ya os he comentado en otras ocasiones.
CUNEIFORME
Yo puedo estar callado
entre tus ojos.
Puedo estar tan callado que no notes
mi mirada en tus manos ni mi nariz ansiosa
del oscuro cimbreo de tu pelo.
Yo puedo estar callado
inaparente como una cosa más entre tus mundos
de pan y de papel,
de olivas y salitres
que espuman los contornos de la vida.
Yo puedo arder de ojos para adentro
todos los gritos y todos los deseos,
las cosas que pospongo bajo la luna llena
como viejas monedas carcelarias
y no hablarte del hambre en la que habito.
Yo puedo posponer mi desventura
de a pie por tu camino pedregoso
y hacer del aire un canto y un pájaro y un sobre
que no contenga cartas sin suspiros.
Yo puedo no ser malo y no ser recio
y no ser sólido y ser más cristalino
mientras cierro la boca de mis fosos
para formar lagunas con tus labios.
Yo te quiero callado y desde lejos
como hijo del rumor de tierra árida.
Yo te quiero callado
y como sé
o te quiero callado como puedo
desde la libertad del viejo idioma
que se hizo con silencios sin palabras.
Un idioma de gestos cotidianos.
Puedo estar tan callado que no notes
mi mirada en tus manos ni mi nariz ansiosa
del oscuro cimbreo de tu pelo.
Yo puedo estar callado
inaparente como una cosa más entre tus mundos
de pan y de papel,
de olivas y salitres
que espuman los contornos de la vida.
Yo puedo arder de ojos para adentro
todos los gritos y todos los deseos,
las cosas que pospongo bajo la luna llena
como viejas monedas carcelarias
y no hablarte del hambre en la que habito.
Yo puedo posponer mi desventura
de a pie por tu camino pedregoso
y hacer del aire un canto y un pájaro y un sobre
que no contenga cartas sin suspiros.
Yo puedo no ser malo y no ser recio
y no ser sólido y ser más cristalino
mientras cierro la boca de mis fosos
para formar lagunas con tus labios.
Yo te quiero callado y desde lejos
como hijo del rumor de tierra árida.
Yo te quiero callado
y como sé
o te quiero callado como puedo
desde la libertad del viejo idioma
que se hizo con silencios sin palabras.
Un idioma de gestos cotidianos.
Gavrí Akhenazi (publicado en Ultraversal)
Para saber más de él, qué mejor que hable el autor de sí mismo en un texto suyo Contrarreflejo:
Alguna vez fui un ruiseñor de plástico o un caballo de arena. Las ruinas de un
templo sin dioses ni devotos que el desierto enterró por inservible y una gota
de agua que se seca encima de una piedra calcinada. Se evapora y ya está.
Así mi infancia.
Una anécdota quieta en la contratapa que alguien le arrancó al libro de la
vida. Una pavesa que no tuvo pabilo. Un rato de pasión entre dos sombras que
jamás se vieron en la oscuridad.
Así mi infancia.
Una dulce migración de historias no protagonizadas y un canto a la deriva
dentro de un caracol roto y desde el que se escapa el sonido del mar.
Igual soy mis ganas de vivir, aferrado a mí mismo como este huérfano que soy.
No me dejo morir por mi conmigo ni que me mate a plazos para ayudar a que me
tengan pena. No ando de suicida suicidándome sin suicidarme nunca por si acaso
no vea el resultado que mis notas póstumas causan sobre la mesa de los otros.
Me gusta lo rotundo, lo que existe, lo que mantiene siempre el mismo status de
cosa que sostiene. He visto tanta muerte que me aferro desesperadamente a
honrar la vida.
Así mi madurez.
Un pensador de piedra que guarda en sí el corazón de sus caballos antes de que
se disgregue la voz del ruiseñor clavado en la espina del silencio.
Gavrí Akhenazi
Y, por último, este otro poema dedicado a su hija Ionit:
La tuya, Ionit, es una belleza agazapada.
Hay algo de gamo
en tu belleza y algo que tiene que ver con los rinocerontes.
Tu belleza es
invulnerable en su totalidad
y pertenece a las
cosas nimias
como una flor
tranquila al borde de un camino que no lleva al agua.
Para mis ojos que
se han puesto miopes a fuerza de torpeza
tu belleza es una
ecuación que resucita el sentido de la gravedad
es una manzana
mordida por la boca de un patriota hambriento
y es un relato
un relato para
dormir después de oír un relato en el que el mundo
se vuelve un
hecho realizable
Tu belleza no
está adscripta a la comunidad de todas las bellezas.
Es absoluta y
fantasmal como la noche en que se pierde el rumbo
y zumban los
oídos con las voces antiguas del desierto.
Tu belleza tiene
la incipiente languidez del camello
y la resistencia
de las grandes historias.
Es tuya,
solamente, como los grandes ritos se destinan
a la sacerdotisa
predilecta.
Un demonio con el
vientre roto te observa embelesado
como si recién
hubiera descubierto el mundo.
Pájaros de Ionit. Gavrí Akhenazi
Éste es su blog La maldad aparente y en Amazon y Lulu podréis encontrar sus libros y poemarios. Os dejo con su precioso vídeo poético Cruz y grama