martes, 22 de febrero de 2022

La isla de Saría y la capilla del santo Zacarías

Este poema trata de la deshabitada isla de Saría en los confines del Dodecaneso griego y de su capilla del Santo Zacarías, colgada sobre el acantilado que preside la cala de Palatia.


LA CAPILLA DEL SANTO ZACARÍAS

El santo Zacarías no tiene feligreses,
tan sólo un día al año se celebra una fiesta
y vuelven descendientes de sus antiguos fieles.
Pero en la isla olvidada en que no hay habitantes
el santo Zacarías nunca se siente solo,
desde su acantilado tiene un mar a sus pies
que compite en azules con el azul del cielo.
También tiene una luz que alumbra sobre aceite,
porque de tanto en tanto alguien limpia y provee
la pequeña capilla que, en honor a su nombre,
hace ya muchos años, se construyó en Saría.

Ricardo Fernández (Άγιος Ζαχαρίας), VI-2021

La capilla de Aghios Zajarías sobre Palatia

La isla de Saría (23 km2), situada al norte de Kárpazos, está deshabitada desde hace más de 50 años. A principios de septiembre, cuando se conmemora a San Zacarías, los descendientes de los antiguos habitantes retornan al pueblo de Argos y celebran una misa en la capilla, una cena con cantos y bailes tradicionales, y al día siguiente retornan a Diafani en Kárpazos. El resto del año solo llegan a Saría algunos visitantes diurnos, que llegan en barca, y los mieleros que recogen la miel artesanal.

En Saría hay otras cuatro capillas la de Santa Sofía, la de San Andrés, la de San Pantaleón y la de San Espiridón, fruto de épocas en que la isla tuvo una cierta población rural. Hoy aún se puede cruzar la isla por el antiguo camino que la recorre de sur a norte, contemplando antiguas edificaciones y campos de cultivo abandonados, pero muchos otros caminos se han perdido.

El interior de la capilla de Aghios Zajarías


Palatia, en lo alto del acantilado
la mancha blanca de Aghios Zajarías

En esa isla, junto a esta cala, estuvo ubicada la ciudad helénica de Palatia que según se cree envió un barco a la guerra de Troya. Hoy aún se conservan algunos antiguos restos de ese pasado, que conviven con edificaciones de los piratas sirios que habitaron la isla en época bizantina.

La mejor playa de la isla es la de Alimunda, al norte de Palatia. No hay transportes regulares a Saría a la que solo podréis llegar a través de las barcas de Giorgios Protopapas o de Nikos Orfanos que os llevan algunos días de picnic desde Diafani, o de una barca más grande que suele salir un día a la semana desde la capital Pigadia, aunque no os recomiendo ese día ya se rompe la tranquilidad de Saría. Nikos o Giorgios van parando en pequeñas playas o cuevas para el baño y, si se lo pedís, os pueden dejar en el sur de la isla para que la podáis atravesar andando en unas tres horas y reuniros con ellos en la cala de Palatia donde se come bajo un tamarisco.

La mejor alternativa de viaje, pero la más difícil, es tener un transporte propio que fondee en Palatia o Alimunda y poder subir hasta el abandonado pueblo de Argos y la capilla de Aghios Zajarías, sin más compañía que la que vaya con vosotros. Llevad agua para la excursión, ya que la única cisterna aceptable es la de Argos y no siempre está abierta. En la capilla hay otra cisterna, pero si bebéis encomendaros al santo porque no siempre sus condiciones de salubridad son aceptables.

La cala de Alimunda


Camino a Argos por la garganta

El estrecho (stenó) que separa Saría de Kárpazos
y el inicio del camino que atraviesa la isla.


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1 comentario:

J.R.Infante dijo...

Magnífico reportaje, Ricardo. Tengo tu libro de métrica y me ha parecido una obra genial y muy práctica. Enhorabuena. Un abrazo