Al hacer esta entrada en 2021 sobre Raquel Vázquez (Lugo, 1990), había publicado ya ocho libros de poemas y el último de ellos "Aunque los mapas" con el premio Loewe a la Creación Joven. Como veréis por sus textos, es una poeta de lenguaje actual, pero que sabe distinguir lo que son versos de lo que es prosa recortada. En mi opinión, este es el camino por el que la poesía consigue expresarse a través de buenos poemas, independientemente de épocas y generaciones. Al final de la entrada, he añadido una adenda sobre otro libro que ha publicado posteriormente en 2022.
SÍNTOMA DE AGOSTO
El invierno a sí mismo se adelanta.
En agosto. Cuando aún los calendarios
proclaman días largos y remansos de solsticio.
Pero el invierno, en sigilo, madruga.
Se levanta temprano, con el verano a medias,
y asoma una migaja de noche tierra adentro.
La mañana bosteza, se despoja
— sólo con lentitud — de la neblina.
Comienza, un día, el día por cuestionar el sol
y ya un rayo no llega: apenas la promesa
de una sombra más larga.
Tantas veces el frío nació en forma de duda.
Poco a poco los pájaros ahogan sus melodías.
La luz, aunque amanece, se bate en retirada.
Raquel Vázquez (de Lenguaje ensamblador, 2019)
Rompimos el lenguaje.
Vamos, dijiste; o yo traduje, eso no importa:
sólo importó aquel mirlo
que aguardaba en tu mano con las alas plegadas.
Pusiste esa sonrisa
boba que tanto me ha atraído siempre.
Ahora pude decírtelo.
La eternidad se demostró pequeña,
manejable: cabía
dentro de una modesta habitación de hotel.
Y estábamos allí para tocarla.
Desplegaré los brazos,
rezumaré un par de alas tratando de salvarte,
y si esto fuera imposible,
tan sólo
tendería mi mano para caer contigo.
ARMONÍA NATURAL
Lloran los árboles
cuando se ven desnudos
frente al invierno.
ORÁCULO
Me aferro a la membrana vibrante de las nubes,
al puñado de nueces en la boca del cielo.
Me aferro al horizonte,
a los dedos de rosa aún sin mancha,
al tiempo indescifrable
tallado en felpa y miel, daga y despojos.
Me aferro a las caricias,
a la piel del deseo desgranado,
a la piel del deseo indesgranable,
a las horas incólumes
donde el dolor se enjaula más allá de los cuerpos.
Me aferro a los gorriones del presente,
al pan y a la memoria, al arroyo de luz
que llora lo vivido.
Me aferro a la guarida del oráculo,
mientras la muerte asedia la intemperie.
Me aferro a que los dioses todavía
no pronuncien mi nombre.
Raquel Vázquez (de Puerta de embarque, 2022)
La autora combina con armonía alejandrinos, endecasílabos y heptasílabos, en un ejemplo de silva blanca de impares sin asonancias perceptibles, el formato poético que utilizan muchos de los buenos poetas actuales. Este poema se escribió durante la época de la pandemia con referencias al oráculo y quizá imaginándose un amanecer en Delfos. Dejemos que ella nos lo comente en este audio de "El ojo crítico de RNE" sobre este último libro




















