Pablo
García Baena (Córdoba, 1923 - 2018) poeta que perteneció al grupo Cántico, con una amplia e importante obra parte la cual tenemos la suerte de poder ver y escuchar en el Archivo de Poetas de la ACEC (Asociación Colegial de Escritores de Cataluña)
SÓLO TU AMOR
Y EL AGUA...
Sólo tu amor
y el agua... Octubre junto al río
bañaba los
racimos dorados de la tarde,
y aquella
luna odiosa iba subiendo, clara,
ahuyentando
las negras violetas de la sombra.
Yo iba
perdido, náufrago por mares de deseo,
cegado por
la bruma suave de tu pelo.
De tu pelo
que ahogaba la voz en mi garganta
cuando
perdía mi boca en sus horas de niebla.
Sólo tu amor
y el agua... El río, dulcemente,
callaba sus
rumores al pasar por nosotros,
y el aire
estremecido apenas se atrevía
a mover en
la orilla las hojas de los álamos.
Sólo se oía,
dulce como el vuelo de un ángel
al rozar con
sus alas una estrella dormida,
el choque
fugitivo que quiere hacerse eterno,
de mis
labios bebiendo en los tuyos la vida.
Lo puro de
tus senos me mordía en el pecho
con la
fragancia tímida de dos lirios silvestres,
de dos
lirios mecidos por la inocente brisa
cuando el
verano extiende su ardor por las colinas.
La noche se
llenaba de olores de membrillo,
y mientras
en mis manos tu corazón dormía,
perdido,
acariciante, como un beso lejano,
el río
suspiraba...
Sólo tu amor
y el agua...
Pablo García Baena.
DÍA DE LA
IRA
Desnúdame,
no tengo ya otra cosa.
El labio
casi helado de besar tanta muerte.
Sájame la
mirada, deja el ojo sin lágrimas
como una
carne mísera, tibia para las moscas.
Sobre tu
piedra estoy, no vencido, ligado:
hiere y al
turbio caño de la sangre el impuro
animal de
vagido caliente perezca,
pues que amó
la carne y su comercio
y fue carnal
el llanto para él, como un miedo
cobarde de
pichones en las manos
y la oración
un pétalo manchado entre los dientes.
Raspa, rae
de mi lengua su nombre, si aún tienes
en el día
del rigor panales de dulzura
y opera con
tu largo bisturí de clemencia
el corazón,
la entraña que no tuvo cansancio
ni olvido en
el sopor del vino y de las noches
y que
implacablemente perseguías
por las
angostas calles de la antigua tristeza.
Rebana de
los dedos su urdimbre de caricias
y deja que
mis manos palpen ciegas y ajenas
la larga
tela fría del desengaño.
Inerme sobre
el mármol escucho el viento tuyo
de las
trompas alzadas a la luna postrera,
cuando el
ángel apaga la lucerna del tiempo
y remueve
las vendas,
el sombrío
aposento de las urnas,
el agujero
oscuro, el cenotafio...
Porque
desnudo estoy ante ti y te temo.
Pablo García
Baena. Óleo (1958)
Y aquí tenéis este poema recitado por el autor
Y aquí tenéis este poema recitado por el autor
En el Archivo de poemas de la ACEC, hay información sobre la biógrafía y bibliografía del autor, una entrevista y diez poemas recitados por él. En A media voz encontraréis una antología de sus poemas ; y en el Instituto Cervantes amplia información sobre su obra.