Llega la época navideña y con ella los versos que cada año dedico a mis amigos y conocidos. Ya sabéis que no es un poema al uso, que intenta ser crítico y que busca un mundo mejor. Este año le he puesto algunas rimas por aquello de remachar lo dicho. ¡Que es pura utopía! Pues quizá, pero poco más nos queda ya, aparte de la utopía.
POEMA QUE SE APROVECHA DE LOS TIEMPOS NAVIDEÑOS
Ya se acercan los tiempos navideños,
que son mi recurrente excusa
para escribiros unas reflexiones,
con disfraz de poema,
de lo bueno y lo malo de este mundo,
en el que cada vez hay más de lo segundo.
El populismo invade la política
pregonando mentiras que son pasto de crédulos,
a quienes pastorean sus gurús
cegados por su fe o henchidos de ambición,
que en estos casos tanto monta, o monta tanto,
ir de diablo o ir de santo.
Primo del anterior, otro virus ataca
a mi entorno más próximo,
soñando con fronteras y con pueblos
que distancian a amigos y separan familias:
crece el nacionalismo,
que en muchos casos rima con el supremacismo.
Pero mucho me temo que esos virus
fallecerán de muerte artificial,
porque la humanidad es insensata
y retrasa la lucha contra ese consumismo
que destroza y calienta este planeta,
¡dejemos ya de hablar y apliquemos recetas!
Y es que quienes dirigen este mundo,
en el que cada vez hay más desigualdad,
o no quieren, o no pueden, o no saben,
ejercer de políticos honestos.
Ojalá sea falso el dicho que entristece:
“todo pueblo padece los dirigentes que merece”
Y aquí estamos nosotros,
derrochando las buenas intenciones,
que inundan estas fechas navideñas.
Es tiempo de que actúes, queda poco,
pero, si estás por la labor, podréis,
podrá, podrás, podremos y podrán,
dar vida y esperanza a un moribundo
luchando por variar el rumbo de este mundo.
Ricardo Fernández Esteban ©
Aunque no comparta el consumismo de estas épocas navideñas, he de reconocer que estas fiestas sirven para reencontrarse con familia y amigos. Bienvenidos sean esos reencuentros y ojalá nos sirvan para enderezar, al menos un poco, estos malos rumbos por los que transita nuestra humanidad. Recordad que no tenemos otra y feliz Navidad.
Brindemos por nosotros, por la gente querida,
por familia y amigos, por los que ya no están,
por los desconocidos, por los que no vendrán
y porque la utopía haga mejor la vida.
Un fuerte abrazo