El mito de Dafne, que se convierte en laurel para huir de Apolo, ha inspirado a numerosos poetas. Escojo dos poemas de los siglos de oro, de Garcilaso y Quevedo, otro del siglo pasado de Cortázar, y dos actuales de Bascuñana y Clementson.
Escultura de Bernini. Museo Borghesse |
Apolo, dios de las artes y conductor del sol,
fue castigado por el joven Eros (Cupido) por burlarse de él. Eros tomó
dos flechas, una de oro y otra de plomo. La de oro incitaba el amor, la de
plomo al odio. Con la de plomo hirió a la ninfa Dafne y con
la de oro a Apolo. Este se apasionó por Dafne y ella lo aborreció. Dafne ya había rechazado antes a muchos
amantes y prefería la caza y los bosques, aunque su padre, el dios Peneo, le insistía que se casase.
Apolo la hostigó y la ninfa huyó. Cuando
vio que Apolo la atraparía, Dafne pidió ayuda a su padre que convirtió su piel en corteza de un árbol de laurel, su cabello en hojas, sus brazos en
ramas y enraizó sus pies en la tierra. Apolo abrazó las ramas
desconsolado, le prometió que la amaría eternamente y que sus ramas, siempre
verdes, coronarían las cabezas de los héroes.
SONETO XIII de Garcilaso
A Dafne ya los brazos le crecían,
y en luengos ramos vueltos se mostraba;
en verdes hojas vi que se tornaban
los cabellos que el oro escurecían.
De áspera corteza se cubrían
los tiernos miembros, que aún bullendo estaban:
los blancos pies en tierra se hincaban,
y en torcidas raíces se volvían.
Aquel que fue la causa de tal daño,
a fuerza de llorar, crecer hacía
este árbol que con lágrimas regaba.
¡Oh miserable estado! ¡oh mal tamaño!
¡Que con llorarla crezca cada día
la causa y la razón porque lloraba!
Garcilaso de la Vega
y en luengos ramos vueltos se mostraba;
en verdes hojas vi que se tornaban
los cabellos que el oro escurecían.
De áspera corteza se cubrían
los tiernos miembros, que aún bullendo estaban:
los blancos pies en tierra se hincaban,
y en torcidas raíces se volvían.
Aquel que fue la causa de tal daño,
a fuerza de llorar, crecer hacía
este árbol que con lágrimas regaba.
¡Oh miserable estado! ¡oh mal tamaño!
¡Que con llorarla crezca cada día
la causa y la razón porque lloraba!
Garcilaso de la Vega
En esta entrada que dediqué a Garcilaso, podéis encontrar más poemas suyos e información sobre su obra.
TRAS VOS UN ALQUIMISTA... de Quevedo
Tras vos un Alquimista va corriendo,
Dafne, que llaman Sol ¿y vos, tan cruda?
Vos os volvéis murciégalo sin duda,
pues vais del Sol y de la luz huyendo.
Él os quiere gozar a lo que entiendo
si os coge en esta selva tosca y ruda,
su aljaba suena, está su bolsa muda,
el perro, pues no ladra, está muriendo.
Buhonero de signos y Planetas,
viene haciendo ademanes y figuras
cargado de bochornos y cometas.
Esto la dije, y en cortezas duras
de Laurel se ingirió contra sus tretas,
y en escabeche el Sol se quedó a oscuras.
Dafne, que llaman Sol ¿y vos, tan cruda?
Vos os volvéis murciégalo sin duda,
pues vais del Sol y de la luz huyendo.
Él os quiere gozar a lo que entiendo
si os coge en esta selva tosca y ruda,
su aljaba suena, está su bolsa muda,
el perro, pues no ladra, está muriendo.
Buhonero de signos y Planetas,
viene haciendo ademanes y figuras
cargado de bochornos y cometas.
Esto la dije, y en cortezas duras
de Laurel se ingirió contra sus tretas,
y en escabeche el Sol se quedó a oscuras.
Francisco de Quevedo
VOZ DE DAFNE (de Julio Cortázar)
He dedicado otras tres entradas a Quevedo. En una comento con detalle su soneto "Amor más allá de la muerte", en otra "Dichoso puedes, Tántalo, llamarte" y en la última trato de cuatro sonetos dedicados a Lisi. En ellas podréis encontrar más información sobre él y su obra.
Albani. Museo del Louvre |
VOZ DE DAFNE (de Julio Cortázar)
Supón que de verdad Dafne murmura
en lo que llamas queja de esta planta,
sin sospechar la dicha que suplanta
en verde luz la antigua criatura.
Siente temblar al viento mi cintura
donde se enreda el día que adelanta,
la voz multiplicada que te canta,
¡oh Apolo, esta tristeza de ser pura!
Río del aire, estremecida escala
donde la danza aprende la cadencia
y urden abeja y flor su claro juego,
te amaré, dios de miel, tortura de ala,
con la misma encendida resistencia
con que te hui mujer y árbol me entrego.
Julio Cortázar
Tengo una entrada dedicada a Cortázar donde podréis leer más poemas suyos, ya que, además de novelista y cuentista, fue un excelente poeta.
Julio Cortázar
Tengo una entrada dedicada a Cortázar donde podréis leer más poemas suyos, ya que, además de novelista y cuentista, fue un excelente poeta.
DAFNE (de Carlos Clementson)
Contempla cómo late, tras tan larga carrera,
su blando pecho esquivo
antes de hacerse inmóvil perfume perdurable...
Amante, estás a tiempo. Es tu ocasión postrera:
a este laurel que -exausto- detiénese un instante
aún le palpita virgen y rojo el corazón.
"Archipiélagos". Carlos Clementson.
Contempla cómo late, tras tan larga carrera,
su blando pecho esquivo
antes de hacerse inmóvil perfume perdurable...
Amante, estás a tiempo. Es tu ocasión postrera:
a este laurel que -exausto- detiénese un instante
aún le palpita virgen y rojo el corazón.
"Archipiélagos". Carlos Clementson.
El tiempo pasa, pero los mitos perduran, este es el poema que le ha dedicado Carlos Clementson (Córdoba, 1944) a Dafne. En este enlace comento su libro de poemas "Archipiélagos" y en este otro "Las olas y los años".
Y para acabar, el poema que dedica a Apolo Ramón Bascuñana (Alicante, 1963). Si queréis saber más de este poeta, aquí tenéis un enlace a la presentación de su último libro de poemas El dueño del fracaso.
APOLO PERSIGUIENDO A DAFNE (de Ramón Bascuñana)
la maldición que pesa en nuestra contra.
Yo te persigo, amor, y al alcanzarte
tu carne será un tacto de madera.
El amor es así, su sino es ése.
Es el amor una categoría
del amplio espectro de las ilusiones.
Nada más alcanzarlo se transforma.
O puede ser peor se desvanece.
"El gesto del escriba". Ramón Bascuñana.
Dafne. Julio González |