David Castillo (Barcelona, 1960) es poeta, novelista, periodista y crítico literario. Ha recibido numerosos premios y es un dinamizador de todo tipo de actividades literarias, lo que lo convierte en una referencia fundamental en el mundo cultural en Cataluña. Aquí lo trataremos como poeta en castellano, aunque el escribe indistintamente en catalán o castellano, idiomas entre los que se suele traducir, lo que para mí es una ventaja. Quién mejor que el autor para versionarse en otras lenguas, si las domina.
PASA DE LARGO (WALK ON BY)
No fue garantía de nada
la invitación a fumar del falangista
que intentaría apuñalarme en Beirut.
Lo intuía: tanta palabrería
sobre los maronitas y la hermandad cristiana
con el único objetivo de enviarme antes al infierno.
'Walk on by', “pasa de largo”, ronroneaba
la cantante del dancing del hotel,
una cueva de chicas de todas las religiones espectrales
conducidas allí por los avatares de la guerra.
“Pasa de largo”, me repetía cuando sus pestañas
mostraban la bandera azul de sus ojos.
Era otra forma de guerra:
el dominio del dólar o las expectativas del sexo
entre todo un catálogo de destrucción:
cada barrio, una mafia;
cada secta, un ejército;
cada casa, el rastro de los proyectiles;
cada mujer, el silencio.
Después de hacer el amor, agarrada a mí,
decías que los bombardeos israelitas no te dejaban dormir.
¿Los otros, sí?Burocracia sentimental sobre la noción del tiempo
David Castillo.
Y ahora un poema adolescente publicado en 2016 por Sial ediciones en su libro "El túnel del tiempo (Poemas adolescentes y de primeros antecedentes penales)"
PUERTA DE LA PAZ
si el futuro era el ferry de la transmediterránea
el anclaje a las chicas fue la salvación
a las banderas histéricas
de las ideologías remotas
las más jóvenes se empujaban unas a otras
al verlas pasar
reían gritaban
los últimos rayos de una persiana
tejida en la desnudez que preñó tu deseo
calmó tu rabia
y se deshizo por ti
cuando eras tan estúpido
de no conocer su valor
ni suponerlo
y el día que no se puso al teléfono
tampoco entendiste nada.
David Castillo (1978)
Este otro poema pertenece a su libro Downtown publicado en 2005 por Icaria Editorial.
TIMES SQUARE (continuación de Plaza Orwell)
Cuarenta toneladas de años
antes de que pusieran George Orwell
a la plaza donde mutilaron la calle Escudillers,
yo también me arrastre por estas calles oscuras.
Antes también de que la policía decidiese que molestábamos,
que éramos una fístula en el culo,
una ideología caducada.
No habían empezado los derribos,
pero el Chino ya estaba muerto.
No convenía que te dijese que siempre es la molestia
lo que provoca la condena.
David Castillo.
Y por último un poema inédito que el autor nos cede como primicia.
VISIÓN DE FATA MORGANA
”Bailas o lees?
Tiro cuchillos a la chica.
Cómo lo lleva?
Ella desnuda, yo absorto en sus pezones temerosos.
Pareces fascinado por su belleza?
Por la del filo del cuchillo.
Escucho Staying Alive de los Bee Gees,
“sientes una ciudad quebrarse y todos a temblar”
a lo que Paul Newman me responde
“no es suficiente con tener talento,
hay que tener carácter también”.
Y bajamos por las escaleras del Mandala
hacia la torre del Putxet donde Cristian
convoca a los pájaros y los invita a comer.
La tarde se vuelve arisca y las plantas
invaden el jardín hasta transformarlo
en un epígono del parque, aducirlo,
penetrarlo como la fresa se come la naturaleza
con el agua que la paraliza.
Balbuceamos en un rincón de la vida,
un nuevo verano, el más extraño de todos
quizás, o quizás no. Una broma pesada,
un instante indeseable,
un poco más de carbón en la caldera.
El deseo vive en las habitaciones de arriba
y la vista supera cualquier expectativa del infierno,
dulce panel sucumbe a mirada desafiante
ante el anteojo de Tristan Tzara
o los versos huecos de Cioran,
“El hechizo de la tristeza se parece a las olas
invisibles de las aguas muertas.”.
Le falta un ojo al barman del infierno,
dice haberlo perdido en Bosnia
mientras desactivaba una mina.
Abre su camisa y nos muestra
los estragos en su piel quemada
mientras redime culpas sirviendo veneno.
La rata gigante fuma en silencio,
su amante grisáceo huele el chino
abúlico y con parsimonia mira las huellas
danzarinas de la ronda anterior en el tapete.
Las apuestas duras hacen pasar el tiempo
sin demora, candente, emotivo melodrama
en el patio de atrás donde nadie discute.
Tu sino será resistir sin ningún esfuerzo.
David Castillo. (Inédito)