Luis Carrillo y Sotomayor (Baena, 1583; Puerto de Santa María 1610) fue coetáneo de nuestros grandes poetas del Siglo de Oro, y tiene una obra bastante abundante a pesar de su temprana muerte. Transcribo y comento uno de sus sonetos y, como la lectura de este tipo de poesía se facilita con unas explicaciones, me apoyo en unas notas que tomé en una clase de mi excelente profesora Rosa Navarro:
LLORAS, ¡OH SOLITARIO!...Lloras, ¡oh solitario!, y solamente
tu llanto te acompaña, que, lloroso,
el eco usurpa deste valle umbroso
y triste oficio desta dulce fuente. (1)
¡Ay cómo en escucharte alivio siente
mi pecho, en sus diluvios caudaloso!
A no ser natural tu son quejoso,
mereciera una ausencia tu corriente. (2)
Lloremos juntos, pues, y dure tanto
que al brío desta fuente presurosa
le dilate sus términos el llanto. (3)
Mas vencerá mi ausencia querellosa,
pues de una ausente ingrata el dulce encanto
es causa a más efectos poderosa. (4)
Luis Carrillo y Sotomayor
(1) El yo poético se habla a sí mismo, lamentándose de un desengaño, en este lugar ameno en que la fuente cumple su triste oficio de manar agua.
(2) El "yo" habla a la fuente y los diluvios son sus lágrimas. "A no ser" significa: "Si no fuera", por lo que, "si no fuera natural, merecería que el murmullo del sonido de la fuente fuese debido, también, a lágrimas por alguien ausente".
(3) El "yo" se une a la fuente y las orillas se desbordan con el llanto conjunto.
(4) El "yo poético" se declara vencedor de la fuente en cuanto a llanto, ya que su razón "la ausencia de la ingrata dama" es más poderosa. En los poemas de esta época hemos de considerar el distanciamiento entre "yo poético" y autor, y el tema recurrente de la dama ingrata y desdeñosa con ese "yo poético".
En este enlace encontraréis una amplia antología de poemas de Carrillo y Sotomayor, que también fue autor de un tratado sobre la erudición poética.